Hola. Me llamo Guilhem y soy el autor del artículo en cuestión. En primer lugar me gustaría agradecer a quienes propiciaron que "Las Murallas Terrestres de Constantinopla..." fuese incluido como historia en Menéame (gracias Alejo), como así también saludar a todos los visitantes del blog. En segundo término, poner en vuestro conocimiento que en la sección mapas del blog imperiobizantino.wordpress.com (http://imperiobizantino.wordpress.com/mapas/) hay una secuencia de 7 u 8 mapas dónde se detalla el "minuto a minuto" de la toma de Constantinopla por la Cuarta Cruzada (1203-1204). Y finalmente polemizar con todo el respeto que me merece la opinión vertida por Alarico:
1- El término bizantino es una creación de los historiadores y cronistas occidentales (franceces preferentemente) de cercana procedencia en el tiempo (Siglos XVII, XVIII y XIX). El último emperador, Constantino XI murió defendiendo Constantinopla con la creencia de que lo hacía como el último emperador romano... Los habitantes de la ciudad y del Imperio se autoproclamaron romanos hasta la caída del Imperio (330-1453). Los turcos les llamaban romeos. Los turcos selyúcidas, enemigos acérrimos de Constantinopla, eran conocidos también como turcos rumí (por haber establecido un estado en los antiguos dominios romanos, en Asia Menor).
2- El párrafo que citas es un extracto de un historiador del siglo XIX (1864), es decir de una época en la que Occidente pretendía refundar Grecia desde la óptica clásica y desde el prejuicio hacia lo que ellos habían dado en denomiar "bizantino".
3- Roma fue desde siempre una síntesis de culturas y de allí su grandeza. Bizancio, "La Segunda Roma", es decir, Constantinopla, siguió esa misma tónica... solo que actualizando sus elementos acorde con los tiempos que siguieron a la caída del Imperio de Occidente.
4- ¿Degenerados? A esos degenerados les debemos la civilización occidental, la preservación del cristianismo, el Renacimiento, la conservación y transmisión de la cultura clásica, el alfabeto cirílico, la cristianización de Rusia, Servia, Georgia y Bulgaria, la preservación de los Balcanes y del corazón de Europa (Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Polonia, Croacia, etc.) frente a la arremetida de los árabes (siempre rechazados), los primeros hospitales, el sistema ambulanciero como soporte de los heridos en batalla, los hospicios y hospitales, la base de nuestro actual sistema legal (Justiniano I el Grande), la organización militar (ejército profesional en contraposición al sistema de leva feudal).
De todas maneras, bienvenidas sean todas las ópticas y opiniones. Saludos cordiales.
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Veamos un pasaje más actualizado, escrito por Franz Georg Maier, acerca del papel de Bizancio y del Imperio Bizantino (Imperio Romano de Oriente):
" El Imperio Bizantino -como herencia de Roma- disfrutaba en su calidad de potencia económica, política y cultural, de una posición predominante, incluso única, en un principio. En una época de descentralización y de horizontes locales (el autor se refiere al período inmediato que siguió a la caída de Roma en 476) era aquí dónde residía la verdadera fuerza histórica del área; la Nueva Roma era su centro espiritual decisivo. Con el auge del Islam (tras el 634), Bizancio dejó de ser la única potencia del Mediterráneo, papel que había desempeñado en los últimos 200 años. Pero hasta finalizar la Baja Edad Media, el Imperio Bizantino siguió siendo el estado con la administración más eficaz, el ejército más contundente y la mayor capacidad financiera del mundo europeo mediterráneo. Hasta el fortalecimiento de las repúblicas marítimas de Génova y Venecia (tras el siglo XI) constituyó la figura principal del comercio oriental y mediterráneo. Constantinopla era indiscutiblemente la capital de la cultura europea. Incluso cuando se extendió, con las Cruzadas, al campo político la oposición existente entre el occidente latino y el oriente griego, y el conflicto con los estados occidentales contribuyó definitivamente a su caída, el Imperio Bizantino siguió ejerciendo su triple misión histórica durante otros 250 años más: defensa contra el Islam, transmisión de la cultura griega y mediación espiritual entre Oriente y Occidente". (Bizancio, pág. 10-11).
La óptica de Bizancio tanto como la mirada de Occidente sobre las instituciones y el devenir histórico del Imperio Bizantino han ido cambiando en los últimos ciento cincuenta años, desde aquella visión híper tendenciosa de Gibbon, Lecky y Toynbee, plagada de desprecio y prejuicios, hacia una mucho más reñida con la realidad, detentada por historiadores como Ostrogorsky, Runciman, Treadgold, Maier y Magdalino, entre otros.