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La creación de Estados independientes (¿de qué o de quién), basados en criterios étnicos supone una constatación del fracaso de la especie humana. Que no seamos capaces de convivir, no ya con los que son de otra raza, sino ni siquiera con los que hablan otra lengua o tienen otra religión, no es para lanzar las campanas al vuelo.

Cuantos más países "independientes" haya, más posibilidades de conflictos, de guerras, de enfrentamientos, en suma, habrá. En un mundo como el del siglo XXI, en el que las naciones tienden a unificar criterios, a crear superestructuras de ámbito mayor que el estatal, a ser solidarias entre sí (recuérdense las partidas de dinero de la Unión Europea que han llegado a España y que nos han hecho salir de la postración en que nos había dejado la dictadura), venir ahora con nacionalismos propios del siglo XIX me parece anacrónico y, si me apuráis, peligroso e inconveniente para la mayoría de la gente. Cui prodest?

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¿Veremos alguna vez el día en que, ante unas elecciones, se dé a todos los partidos las mismas oportunidades para dar a conocer sus propuestas? ¿Valdrá alguna vez lo mismo el voto de cualquier ciudadano?

¿Por qué todo se centra entre Zapatero y Rajoy? ¿No existen los demás?

En fin...

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Ya sea público o privado, es una vergüienza que estos clérigos se dediquen a manipular las mentes infantiles.
Ya está bien: ¡Fuera la religión de los centros docentes!

J

Esto es una subasta. Los dos partidos mayoritarios, a tirar la casa por la ventana.
¡Qué generosos son con el dinero ajeno!

J

Me parece bien que se ponga un mínimo del 5 % o más para acceder al Parlamento, con el fin de que no tengamos una asamblea atomizada que no deje gobernar a nadie, pero esa medida tiene que ir inexcusablemente acompañada de otra modificación que haga que el sistema sea estrictamente proporcional, impidiendo, de esa manera, que grupúsculos localistas impongan sus criterios a todo el país, con chantajes incluidos (véanse las últimas declaraciones de Artur Mas).