#1 estoy de acuerdo. Esos miedos, problemas, etc, son monstruos y hay que ponerles nombre (miedo, tristeza, frustración...) lo curioso es que cuando los empiezas a nombrar te entiendes mejor y hay sitio desde el que trabajar, si no lo haces es abstracto y no sabes por donte te da el aire o caes en el "pozu maría luisa"
En mi círculo de amistades usamos mucho terminología propia para estas mierdas y funciona!!! Al estar de acuerdo todo en x conceptos con los nombres que le dimos todo es más fácil.
*Aconsejo a todo el mundo ponerse de acuerdo en terminología emocional se arreglan los disgustos más rápido...
#27 En "Armagedón", arreglaban la MIR a martillazos diciendo "así se arreglan las cosas en Rusia"
Siempre he pensado que no quieren el teletrabajo porque los jefes intermedios perderían su puesto al no tener a quien vigilar.
Bien pensado, el que tu plantilla pueda trabajar desde casa te ahorra una pasta en alquileres, luz y mantenimiento de las oficinas. Que le tengan que pagar el internet o un PC al empleado me parece un gasto ínfimo en comparación.
#1 "Hay 10 clases de personas, las que saben código binario y las que no"
lo siento no pude contenerme
#1 "su nombre era Oblongo, Oblongo Ungue, que en swahili significa mas ancho que largo"
Les Luthiers
maravillosos
#2 lo normal es trabajar media jornada, 12 horas
#1 hay varios comentarios llamándote machista... la verdad es que a mi me ha hecho gracia, me encanta el humor negro
#60 creo recordar que cuando implantaron lo de las 8 horas dijeron algo similar... como que se hundiría la economía o algo así.
#12 Seguro que es para ponerlo en redes y ganarse unos minutos de fama. Si fuera una reivindicación, probablemente, lo hubiera dicho sobre la marcha y a grito pelao
#4 Te doy la razón; desde que el capital mete la mano en el arte, lo corrompe convirtiéndolo en una mercancía o un objeto para la especulación. Lo puedes ver en el arte moderno, la industria de la música e incluso en la literatura.
Siempre he dicho que, al igual que con los miedos, los problemas que nos abruman hay que contarlos, o por lo menos verbalizarlos. Cuando lo hacemos le damos forma, le ponemos nombre. En ese momento, cuando lo describimos para que otra persona lo entienda, nos damos cuenta que no es tan abrumador y, a veces, encontramos la solución que antes nos era esquiva.
Típica la frase "en mi cabeza sonaba peor (o mejor)"