#21 No entiendo por qué renegar de los muñecos llorones supone renegar del sexo femenino.
A mí, por ejemplo, nunca me han gustado esa clase de muñecos, me aburrían muchísimo. Sólo jugaba con ellos cuando lo hacía con otras niñas que también llevaban sus respectivos muñecos y me veía obligada.
Me parece que la mitad de las veces los adultos decidimos lo que se supone que les tiene que gustar a los niños.
En el caso de Larsson no hay mucho misterio: apellidarse igual que otro escritor de éxito. Simplemente aprovechó el momento.