Ahora ya no estoy para ciertos trotes, pero me alegro de, hace unos años, haber mangado todo cuanto pude en los Cortes Ingleses que tenía bien estudiados.
Eran un elefante anquilosado y expropiarles capital en plan termita incansable era divertido. Y además, siendo empresa opusina, pues más gustirrín todavía.
Ahora creo que ya han espabilado un poco (no mucho tampoco, no tienen muchas luces).
#9 Estos se vuelven lo que haga falta y también su contrario con tal de amigarse con el político que mande más en cada época histórica.
De Constantino a nuestros días, la puta vaticana ha ido poniendo su ojete en pompa en diversas camas (imperiales, regias, señoriales, fascistas, lo que sea) a cambio de una paga en oro y en vida ociosa para sus ensotanados.