Yo soy radicalmente introvertido, de los que viven en su mundo y raramente se comunican con el resto. Todo el mundo decía que soy tímido hasta que un día cuando tenía 14 mi padrastro me invitó a hablar subido a una silla y delante de todos para explicarles (y enseñarme a mi mismo) que yo no era tímido, sino introvertido.
No obstante, como suelo utilizar poco mis habilidades sociales siempre he ido por detrás de los extrovertidos, no puedo seguir su ritmo ni tengo tanta labia. Además, también he sido algo tímido en parte ocasionado por mi gran introversión, tengo menos habilidades sociales y soy consciente de ello, lo cual me lleva a presionarme más a la hora de relacionarme y eso me genera cierta inseguridad que se convierte en timidez inicial (romper el hielo).
Pero a pesar de todo tengo buenas relaciones y amigos, quizás donde menos destaco es en grupos grandes en que hay que "pegarse codazos" por dar tu opinión, ya que mi tendencia a la introversión me dice "espera, espera, espera, ..." y al final nunca tengo turno de palabra. Además al ser más reflexivo para cuando he hecho una reflexión interesante ya han cambiado de tema.
Pero lo del artículo es cierto, ahora en todas las empresas se valora ser ultra-extrovertido, un party-man, incluso aunque seas programador (una de las pocas profesiones en que ser introvertido debiera ser una ventaja). La idea del party-man como profesional exitoso se ha extendido tanto que no te queda otra que mejorar aun más tus hbailidades sociales y aparentar que eres lo que no eres en realidad, aunque sólo sea en las entrevistas.
En la misma empresa en la que estoy debieron llevarse una sorpresa, porque en la entrevista parecía un party-man muy chistoso y parlanchín, y cuando empecé a trabajar descubrieron que sólo me comunico cuando tengo algo que decir.
#23 ¿Como van a ser individuos aislados si estoy diciendo que conozco en persona a varios de distintos centros de la zona a la que pertenece la experta? Además conmigo usaron el mismo sistema de pequeño y me quejé, claro, no quería sentarme junto a otro que no fuera mi mejor amigo. Terminé haciendo más amigos.