b
s

#71 Buen aporte, me quedo con esto:
80% y un 90% de los casos de ictus podrían evitarse eliminando el consumo de tabaco y alcohol, llevando una dieta adecuada, realizando ejercicio físico, evitando el sedentarismo y la obesidad, o con un tratamiento y seguimiento adecuado de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia, fibrilación auricular u otras enfermedades vasculares.

Estaria por saber cuantas de estos factores han empeorado en los años de pandemia

b

#73 Y no solo eso. Yo he sido siempre de tensión 12/7 y llevo ya un año con tensión alterada ( a veces a niveles de hipertensión y en otras más cercano a esos 12/7), trastorno de sueño ( Ravas, parecido a la apnea) y bruxismo. Y después de pruebas, parece que podría ser causada por mi tiroides, la cúal me han detectado un poco agrandada e hipoactiva. Una cosa tan pequeña y mira que jodienda.

¿ Cuanta gente habrá con apneas, que ni sabrá que las tiene? Y son causa de ictus e infartos.

James_787

#73 sumale también tema drogas.
Algo influirá, no?

e

#85 pues supongo, sobre todo si te refieres a alcohol y tabaco, porque yo conozco a muchos que ya no se pueden permitir el pollo de coca semanal a 70 euros, entre los cuales me incluyo.

James_787

#92 yo me refiero a que cuando un consumidor de coca de finde, de sus tres cañas diarias, sedentario, muere por un ictus, la culpa es del COVID o la vacuna.
Hay que aclarara más los datos.

s

#73 NOOOO, es que RTVE sabía de la PLANDEMIA que se estaba creando.

Butters

#73 tal y como me lo pintas, prefiero morir de un ictus que seguir viviendo si tengo que hacer todo eso

s

#102 El problema de un ictus no es morirte, sino sobrevicir con secuelas. He visto de cerca lo que es quedarte sin habla y medio cuerpo paralizado y seguir viviendo, y es muy triste. Tanto para el que lo padece como para los familiares.

s

#48 Pfff aunque intenten dar un mensaje coherente, en ese trailer sacan por ejemplo al que hacía guardia con el féretro de la reina de Inglaterra que se desplomó y ahora está perfecto.

Sacan cualquier caso para llevarlo a su terreno. Lo mejor fue la conspiranoia con la avalancha de Corea, que fue provocada por la activación de las vacunas. (?)

Orca

#11 Es verdad que Mastodon no va a ayudar a nadie a conseguir un trabajo, o a promocionar un libro o un artículo, pero a cambio es un sitio tranquilo, una calle poco transitada y no la Plaza Mayor de la aldea global, la "plaza común digital" de la que habla Elon Musk refiriéndose a Twitter, lo cual no es necesariamente bueno porque, como escribía hace unos días James Marriott en The Times, las plazas públicas han sido históricamente lugares de maledicencia, humillación y ejecuciones. Mejor buscarse un barrio friendly y lejos del centro.

Mastodon. Omicrono Omicrono

De momento la criatura de Rochko ha encontrado una audiencia muy receptiva entre los reguladores europeos. El comisionado de protección de datos de Alemania, Ulrich Kelber, está librando una campaña para lograr que los organismos gubernamentales cierren sus páginas de Facebook, ya que dice que "no hay forma de alojar una página allí que se ajuste a las leyes de privacidad europeas. Las autoridades deberían trasladarse a una instancia propia en Mastodon del Gobierno federal".

Desde que, hace tres semanas, Elon Musk compró Twitter, su plataforma hace agua, le crepitan las cuadernas y se le pudren los palos. La promesa del magnate de acabar con las políticas de moderación de contenidos ha espantado a anunciantes como General Motors, L'Oreal, Volkswagen o Pfizer, que han congelado sus campañas. Esta desbandada ha provocado, por una parte, una drástica caída de ingresos que le ha servido a Musk de excusa para poner de patitas en la calle a casi la mitad de su plantilla, unos 3.700 empleados. Por otra parte, en ese río revuelto está pescando Mastodon de forma oportunista, pero masiva.

Los pagos crecientes de Patreon y las expectativas generadas por el ruidoso aterrizaje de Musk en Twitter han hecho que Rochko se haya venido arriba: "Desde el punto de vista técnico, Mastodon es mejor que sus competidores, es un millón de veces mejor que en abril de 2017 cuando se volvió viral por primera vez. Lo que necesitamos ya no son más funciones, lo que necesitamos es que la gente sepa que existimos".

Cree que detrás del sol de Twitter ya existe otro, más brillante, eclipsado por el desconocimiento, pero ahora más que nunca confía emocionado en que su pequeño mastodonte enmudezca los trinos del arrogante pajarito global. Al menos, Rochko podrá subirse el sueldo. De momento, trata de convencer a sus padres, que no están en las redes sociales, de que se apunten a la suya.

Orca

#10 El fediverso, las redes sociales descentralizadas, no es una idea nueva, pero el proyecto Mastodon rápidamente se hizo popular entre los usuarios queer, trans y de izquierda después de la elección de Trump en noviembre de 2016. La mayoría de los primeros usuarios de Mastodon compartían afinidades: algunos trabajaban en tecnología o desarrollaban videojuegos, otros eran adeptos del furry fandom, la subcultura interesada en animales antropomórficos cuyos seguidores crean fursonas —avatares animales de sí mismos— o usan disfraces que se asemejan a animales.

Ese perfil ultramoderno, buenista y transhumanista lo resumió en un toot un usuario de Mastodon el 23 de noviembre de 2016: "Mastodon es básicamente el Twitter de los peludos gay sin riesgo de racistas".

"Soy optimista en el pulso de Mastodon a Twitter. Mi red ofrece una experiencia más democrática y 'friendly'"

Eugen Rochko, fundador de Mastodon

Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, Rochko presentó Mastodon como una alternativa a Twitter progresista y libre de nazis, que están vetados en su red, lo que le ha valido elogios en las publicaciones especializadas, desde Motherboard hasta Wired. Pero las políticas de Mastodon son más complicadas que simplemente prohibir a los nazis.

Los trabajadores tecnológicos blancos, homosexuales y de clase media que migraron a Mastodon lo hicieron para escapar del mundo exterior y convirtieron la nueva red en un espacio donde los usuarios debaten la teoría queer, pero tratan de mantenerse alejados de la política. En la revista Forbes, Rochko dijo que era optimista en el pulso de Mastodon a Twitter porque su red ofrecía "un tipo diferente de experiencia, más democrática y más friendly".
Dictador benevolente

En julio de 2017, una legión de más de 300 voluntarios se encargaba de enseñar a andar al mastodonte cachorro y Rochko nombró a una gerente de proyecto para su red social. Conocida como@maloki (también como Kinkimal), se presenta a sí misma en su cuenta de Mastodon como "adicta a los videojuegos, streamer, foodie y gordita" y abandonó la red acusando a su jefe de actuar como "Dictador Benevolente Vitalicio" (BDFL, en sus siglas en inglés), un título informal, y no exento de ironía, que se otorga a ciertos desarrolladores de software de código abierto que se reservan las decisiones finales dentro del ámbito de un proyecto.

Shel Raphen, que fue desarrollador de la red social y trabajó como coordinador voluntario, gerente de proyectos y administrador comunitario, dijo del que fue su jefe: "Es un programador increíblemente talentoso, pero eso no lo convierte en líder. Se atribuye todo el mérito de hacer Mastodon y pretende olvidar que nació de un esfuerzo colectivo".

El perfil de Mastdon de Eugen Rochko, su creador. Mastodon

Aunque Rochko está lejos de ser la única persona que mantiene a flote su pequeño mastodonte, muchos de sus usuarios critican tanto las funciones que se arroga como con el hecho de que cinco años después de su creación, en agosto de 2021, anunciara que, como fundador y único accionista, había registrado Mastodon como una Sociedad de Responsabilidad Limitada (GmbH por sus siglas en alemán) sin fines de lucro. Todas las fuentes de ingresos y actividades de Mastodon se transfirieron a esta nueva sociedad con Rochko como director ejecutivo y único empleado con salario fijo.

En una entrevista con el Daily Dot, un medio digital especializado en la cultura y la vida en Internet, Rochko, aunque demócrata a machamartillo, reivindicó Mastodon como "el hijo de mi imaginación creado a mi manera para que funcionara" y se mostró hostil a la democracia corporativa porque "un gobierno unipersonal es más eficiente que un comité. Cuando repartes la toma de decisiones entre diferentes personas que van y vienen, tienes una tragedia en la que nadie es responsable, la gente tiene desacuerdos sobre todo tipo de cosas y generas burocracia. Muchas veces recibes solicitudes de la comunidad que son excluyentes entre sí, y tienes que tomar una decisión, como en qué dirección irás o cómo llegar a un compromiso".
Un servicio global, un empleado

A medida que Twitter achica su plantilla con despidos inmisericordes y afronta cambios polémicos como el muro de pago y un crescendo en la retórica de odio, algunos están abandonando Twitter o al menos buscando una alternativa para publicar sus pensamientos en línea. Antes de que Musk completara la adquisición de Twitter el jueves 27 de octubre, el crecimiento de Mastodon promedió entre 60 y 80 nuevos usuarios por hora; el lunes 31, en una sola hora ganó 3.568 nuevos registros según la cuenta Mastodon Users. Una semana después de la llegada de Musk creció en 233.000 nuevos miembros. El pasado lunes Rochko anunció en la revista Time que Mastodon ha alcanzado los cuatro millones y medio de usuarios registrados. Y subiendo. Aun así, poca cosa frente a los 238 millones de Twitter, los 1.270 millones de Instagram o los 1.980 millones de usuarios activos diarios de Facebook.

[Estampida en Twitter: desde la compra de Musk, la red social ha perdido un millón de usuarios]

El rápido crecimiento ha provocado sobrecargas y fallas en el servidor. Al ver al economista Paul Krugman luchando por hacer funcionar su cuenta de Mastodon, Musk se burló de la red advenediza: "Si ya no te gusta Twitter, hay un sitio increíble llamado Masterbatedone", escribió en un tweet (rápidamente eliminado) encima de una captura de pantalla de los toots fallidos de Krugman.

El salto en los usuarios de Mastodon en cuestión de días sigue siendo sorprendente. Sobre todo, si se piensa que Mastodon GmbH, con sede en Berlín, funciona con el reducido presupuesto aportado por el crowdfunding de 900 micropatrocinadores en Patreon (6.500 euros por mes en total, menos de 80.000 al año) más una modesta subvención de la Comisión Europea.

Rochko, el único empleado a tiempo completo del proyecto, programa en su casa en la pequeña ciudad alemana de Jena por un modesto salario mensual de 2.400 euros. Es lo que tiene ser el "dictador benevolente" de una organización sin ánimo de lucro.

El sueño de Rochko de que su cachorro proboscidio dé un trompazo al pajarito gorjeador de Musk tal vez no pase de eso, de ser un delirio onírico, entre otras cosas por el que podríamos llamar efecto Vicente: ¿Dónde va Vicente?, donde va la gente. Todo el mundo quiere ir a donde va todo el mundo y no tiene gracia compartir tus ocurrencias o tus fotos si nadie las va a ver. Pero el padre de Mastodon es optimista: "No hay forma de saber cuándo llegará el éxito, pero estoy sentando las bases para ello".
El fediverso

Más que una única red social, Mastodon es una federación de lo que Rochko llama "instancias". Esa es su característica más distintiva y en el mundillo geek se conoce como fediversidad. El fediverso –acrónimo de federación y universo– es el nombre habitual e informal para referirse a una federación abierta de servidores cuyo propósito es que sus usuarios intercambien información entre uno y otro servidor sin importar qué tipo particular de software esté ejecutando cada usuario.

En lugar de botar cada cuenta en un gigantesco Amazonas de un sitio web principal, los usuarios de Mastodon pueden navegar en cientos y cientos de pequeños ríos —instancias— que funcionan como servidores que se rigen por sus propias reglas y con sus propias comunidades, que crean una federación. Al igual que los usuarios pueden enviar correos electrónicos desde distintos servidores, cada una de estas instancias puede elegir su propio proveedor fuera del software de Mastodon y existen simultáneamente por separado y como parte de un todo más grande. Unas 3.800 de estas instancias están actualmente disponibles en todo el mundo. Cada una de ellas tiene sus propias reglas y, por lo general, tiene un enfoque temático: desde asuntos locales, musicales o foodies a tendencias tecnológicas. Los miembros de las instancias pueden interactuar entre sí o poner en una lista negra a otras instancias.

Catálogo de servidores en Mastodon Omicrono Omicrono

La plataforma no tiene el poder de obligar a los usuarios a hacer nada, ni siquiera a cumplir con los estándares básicos de moderación de contenido, lo cual suena como una invitación para un paraíso en línea para trolls de extrema derecha, pero en la práctica muchos de los servidores de Mastodon tienen reglas más estrictas que las de Twitter. Cuando los haters asoman su sucia patita, otros usuarios pueden unirse para bloquearlos excluyéndolos de la mayoría de la plataforma.

"Supongo que podrías llamarlo el proceso democrático", dice Rochko en la revista Time, al tiempo que critica a Musk por "permitir la libertad de expresión". "Simplemente tolerando todo tipo de expresión no conduce a la libertad de expresión, sino a un pozo negro de odio. Los haters no tienen cabida en el concepto alemán de libertad de expresión", añade.

Cuando los 'haters' asoman su sucia patita, otros usuarios pueden unirse para bloquearlos excluyéndolos de la mayoría de la plataforma.

Un barrio lejos del centro

Ninguna empresa o persona puede imponer su voluntad sobre todo el sistema o cerrarlo por completo, dicen los defensores de la plataforma. Si surgiera una voz extremista con su propio servidor sería bastante fácil para otros servidores cortar lazos con ella, dejando que la cuenta sólo hable con su propio grupo de seguidores en un islote cada vez más deshabitado. Con esta estrategia, dice Rochko, evitamos "atraer al tipo de personas que encontrarías en Parler o Gab –plataformas favoritas de los seguidores de Trump–, o cualquier otro foro de odio en Internet".

Ese enfoque federado tiene desventajas: es más difícil encontrar personas a las que seguir en la expansión anárquica de Mastodon que en la plaza del pueblo perfectamente ordenada que pueden ofrecer Twitter o Facebook, administrados centralmente, pero su creciente grupo de partidarios asegura que esos inconvenientes se ven superados por las ventajas de su arquitectura.

Orca

#11 Es verdad que Mastodon no va a ayudar a nadie a conseguir un trabajo, o a promocionar un libro o un artículo, pero a cambio es un sitio tranquilo, una calle poco transitada y no la Plaza Mayor de la aldea global, la "plaza común digital" de la que habla Elon Musk refiriéndose a Twitter, lo cual no es necesariamente bueno porque, como escribía hace unos días James Marriott en The Times, las plazas públicas han sido históricamente lugares de maledicencia, humillación y ejecuciones. Mejor buscarse un barrio friendly y lejos del centro.

Mastodon. Omicrono Omicrono

De momento la criatura de Rochko ha encontrado una audiencia muy receptiva entre los reguladores europeos. El comisionado de protección de datos de Alemania, Ulrich Kelber, está librando una campaña para lograr que los organismos gubernamentales cierren sus páginas de Facebook, ya que dice que "no hay forma de alojar una página allí que se ajuste a las leyes de privacidad europeas. Las autoridades deberían trasladarse a una instancia propia en Mastodon del Gobierno federal".

Desde que, hace tres semanas, Elon Musk compró Twitter, su plataforma hace agua, le crepitan las cuadernas y se le pudren los palos. La promesa del magnate de acabar con las políticas de moderación de contenidos ha espantado a anunciantes como General Motors, L'Oreal, Volkswagen o Pfizer, que han congelado sus campañas. Esta desbandada ha provocado, por una parte, una drástica caída de ingresos que le ha servido a Musk de excusa para poner de patitas en la calle a casi la mitad de su plantilla, unos 3.700 empleados. Por otra parte, en ese río revuelto está pescando Mastodon de forma oportunista, pero masiva.

Los pagos crecientes de Patreon y las expectativas generadas por el ruidoso aterrizaje de Musk en Twitter han hecho que Rochko se haya venido arriba: "Desde el punto de vista técnico, Mastodon es mejor que sus competidores, es un millón de veces mejor que en abril de 2017 cuando se volvió viral por primera vez. Lo que necesitamos ya no son más funciones, lo que necesitamos es que la gente sepa que existimos".

Cree que detrás del sol de Twitter ya existe otro, más brillante, eclipsado por el desconocimiento, pero ahora más que nunca confía emocionado en que su pequeño mastodonte enmudezca los trinos del arrogante pajarito global. Al menos, Rochko podrá subirse el sueldo. De momento, trata de convencer a sus padres, que no están en las redes sociales, de que se apunten a la suya.