#18 Eso tiene que dar igual. Si a un amante cautivo le da por recuperar su dignidad y pide a una costurera que convierta su falda-pantalón en una minifalda, el vendedor del engendro puede rabiar cuanto quiera, pero nada más. El dueño quiere tunear su aberración y se lo pide a la manitas que sabe hacerlo. Ella puede sospechar que él es un poco bandido, pero no le cabe duda de que la birriosa prenda es suya, así que no tiene razones para negarse y, por supuesto, está en su derecho de cobrar por su trabajo, el cual, además, hace de éste un mundo mejor. Nuestras cosas son nuestras y las mejoraremos como queramos, solos (si sabemos) o "with a little help from our friends".
¿Se puede ser más triste que esta mascotilla de Alierta (de otro, ahora)? Sin embargo, qué felicidad habrá sentido cuando, como quien no quiere la cosa, ha puesto que Snowden o su amigo pueden haber usado una aplicación de Microsoft para preparar un par de líneas. Como si así él, servil vocero de los de Redmond, pudiera equiparársele mínimamente o como si eso hiciera que Microsoft fuera ahora de fiar y se borrase de un plumazo su participación en PRISM, desvelada por el propio Snowden. En cuanto a este último, a los de Wikileaks, a Falciani y los que están arriesgándolo todo por desenmascarar a tan poderosos enemigos, toda mi admiración y gratitud.