#65 Pues sí, gracias.
https://www.rae.es/dpd/prever
#65 Pues sí, gracias.
https://www.rae.es/dpd/prever
#1 eso era de preveer: que según la gente se fuera aplicando a la razón los que quedaran fueran los más fanatizados e intransigentes.
#10 prever
#65 Pues sí, gracias.
https://www.rae.es/dpd/prever
#10 Nunca lo había pensado, pero tiene mucho sentido. El avance del laicismo es positivo, pero al mismo tiempo, está dejando solos a los más fundamentalistas, y se están adueñando de la infraestructura (económica, mediática, política, legal...) que montaron las iglesias cuando eran mayoritarias.
#1 "O hay algo en la cultura alemana que hace del kebab un buen de primera necesidad? " -> Sí, su gastronomía.
Pobres porras, cómo están sufriendo.
Lo mejor después de plantar la bomba es una buena siesta, eso de hablar es de pagafantas
#13 pues soy de la zona, y no los empecé a notar hasta hace 20 años... no me debí de fijar.
#5 Si se daba, sería marginal. Esto empezó en los 2000.
#9 A finales de los 70, primeros de los 80, el lugar donde se contrataban a los "pistoleros", como se les llamaba en la jerga, era en la Plaza de Legazpi. Después este "mercado" se desplazó a la Plaza Elíptica, entre otras razones por el tráfico y la congestión de Legazpi.
Hasta los 2000 los trabajadores eran españoles, pero con la llegada de los migrantes a finales de los 90, la cosa comenzó a cambiar.
Hay reportajes sobre este tema desde hace décadas. ¿Por qué no desaparece este "comercio"? Preguntadles a los que van a "contratar". Y más que desaparecer, se transformaría, digamos que cambiaría de lugar. La necesidad de contratar en "negro" y "sin papeles" se lleva mucho en nuestra economía.
#13 pues soy de la zona, y no los empecé a notar hasta hace 20 años... no me debí de fijar.
Pues a ver si la fiscalia actua de oficio como con los titiriteros y los encaloma por terrorismo.
Qué cojones se van a arrepentir. Se arrepentiran de ser tan tontos como para que les hayan pillado.
Sin ver de quién era, leyendo la descripción se me ha sintonizado en la cabeza la voz del narrador habitual de los documentales de Eugenio Monesma y mira tú, qué forma más personal y reconocible de redactar una entradilla.