El primer paso es limpiar el cielo de bombarderos libios y destruir las defensas antiaéreas, mientras que el segundo consistirá en atacar las principales posiciones de los carros de combate y la artillería de Gadafi. Ésta es la información que recibieron ayer en el Capitolio los senadores estadounidenses.
El 59% de los egipcios considera que la democracia es mejor que la tiranía, pero el 80% de sus musulmanes defiende castigar el adulterio con lapidación y la pena de muerte para quien abandona el islam. Creer en la soberanía popular sin reconocer los derechos individuales no es ser demócrata.
Los libios aumentaron sus derechos civiles y su bienestar gracias a que muchos países occidentales abrieron sus puertas a Muamar Gadafi. Esa hipocresia salvó miles de vidas, calmó la represión y se convirtió en un estímulo para dinamitar el régimen.
La guerra de Irak, tanto su éxito inicial como su fracaso posterior, ha prendido la mecha de la democracia islámica en países tan alejados de ella como Túnez, Jordania, Bahréin, Yemen y Egipto. ¿Le ha dado la historia la razón a George W. Bush?