Si hacemos casos a las inquietantes conclusiones de los análisis freudianos de los sueños, nuestro gusto por el género del terror (y por tanto, de psicópatas), es nuestro vehículo para vivir sentimientos pecaminosos que mantenemos ocultos. Por esta hipótesis, veríamos películas de forma catártica, para desahogar los impulsos asesinos de nuestro subconsciente. Una conclusión que es, realmente, mucho más aterradora que cualquier película.
Si hacemos casos a las inquietantes conclusiones de los análisis freudianos de los sueños, nuestro gusto por el género del terror (y por tanto, de psicópatas), es nuestro vehículo para vivir sentimientos pecaminosos que mantenemos ocultos. Por esta hipótesis, veríamos películas de forma catártica, para desahogar los impulsos asesinos de nuestro subconsciente. Una conclusión que es, realmente, mucho más aterradora que cualquier película.