Lo meneo, pero porque no quepo en mí de gozo al comprobar las sandeces que los políticos llegan a hacer con tal de parezca que hacen algo.Conductismo puro señora, asocie el bienestar farmacológico a la lectura. Así cuando vea un libro pensará, cual perra pavloviana, que le proporcionará los placeres analgésicos de una aspirina y que le va a curar. Y ya está. Y mire usté, que con las colas que hay en la seguridad social no le va a venir mal aficionarse a leer. Yo le receto un "Thomas Mann"...
Pocas y malas habrán sido las lecturas de estos listillos...
Más de lo mismo: http://petromato.blogspot.com/2006/09/contra-el-fomento-de-la-lectura.html
"Lo que demanda un elogio es que la mentira nos permite relacionarnos con los demás. Si no, en las relaciones sociales estaríamos completamente expuestos a los demás, seríamos totalmente transparentes, y eso es invivible"
La mentira protege nuestra intimidad, a la que tenemos derecho. ¿La mentira como condición de posibilidad de los derechos civiles?