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Lo que si podría asegurarse, mediante la pretendida autoridad, es el desarrollo más o menos normal de la clase. Si de una clase de 60 minutos, tienes que emplear de 20 a 30 en mantener el orden es que algo no funciona bien, ¿no te parece?

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#5 Empiezo a estar ya un poquito hasta los ...... de la frasecita "el respeto hay que ganárselo", cuando se habla de los profesores. Aqui estamos hablando de dos tipos de respeto. Uno es el respeto personal, hacia las cualidades o hechos de una persona que nos sirve de ejemplo y modelo y otro muy distinto es el respeto al cargo o puesto que detenta una persona. El primero, por supuesto, o se gana o no se gana. El segundo tiene que venir garantizado por el sistema. Yo puedo respetar (en el primer sentido) a un juez que está ejerciendo un tribunal o no, pero si intento responderle mal o ponerme chulo con él o no hacer caso de lo que me requiere se me cae el pelo. Pues en la escuela igual. En clase hay que estar callado o hablar bajito, según la actividad que se esté llevando a cabo y si el profesor te llama la atención no contestarle de malas maneras (preferiblemente no contestarle).
Si un profesor (o un juez o un policía) no es merecedor del primer tipo de respeto o realiza actos que van en contra de la imagen de la profesión, se le denuncia o se pone en conocimiento de los superiores. No se le contesta, chulea o le pega.
Además, un profesor en el aula (ni en la calle, por lo menos en público) no puede defenderse de un alumno agresor. Si un alumno le pega tiene que huir o aguantar. Si se le ocurre contestar se le cae el pelo.

Como comenta el chaval de la entrevista, si en su pais alguno le contestaba al profesor se llevaba un castigo. Aqui es casi al revés.

kumo

#6 Un profesor no es ni un juez, ni un policía, por mucho que algunos intenten equipararlo. Y para mi, la frase es válida para cualquier persona, independientemente de su profesión.
Y por cierto, la profesión, mediante el colectivo de los que en ella trabajan, también puede ganar o perder el respeto. Ejemplos varios tenemos en nuestra policia, periodistas o políticos que hace tiempo que dejaron de ser respetables, aunque a título individual pueda haber gente salvable.

Tampoco caería en el error de comparar la educación colombiana (esa cuya escuela pública uniformada, comienza las clases cantando el himno patrio) con la española. Porque luego tampoco es que les vayan tan bien las cosas allí.

Lo que hay es una falta de educación. Y eso no puede asegurarse mediante una pretendida autoridad.

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Lo que si es una vergüenza y nos va a costar muy caro, es el apartado 3 del nuevo artículo que da prioridad absoluta al pago de la deuda externa ante cualquier otro tipo de pago. Ese nos lo han colado sin vaselina y lloraremos amargamente por él. Al tiempo.

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Vaya por delante que yo soy profesor de secundaria, asi que mi visión quizás esté un poco sesgada.
En primer lugar, el subir las horas lectivas per sé hasta las 20 horas, o incluso las 25 que dicen los compañeros de la privada, no me parecería mal (nos tenemos que apretar el cinturón como todos) siempre y cuando se nos libere de realizar el montón de "burrocracia" a las que se nos somete ahora (informes, más informes, adaptaciones, etc.) y se nos deje dedicar nuestro tiempo a lo que de verdad sabemos y queremos hacer, que es enseñar.
Asimismo, este "recorte" debería ir acompañado de otras medidas (de las que no se habla ni quiere hablar) como una reforma en profundidad de nuestro aberrante sistema educativo que nos permita realizar nuestro trabajo con eficacia. La enseñanza pública se está convirtiendo poco a poco, por lo menos desde mi punto de vista, en un sistema asistencial en el que tener "aparcados" a los chavales el mayor tiempo posible mientras los padres trabajan y se debería reconducir a un sistema en el que proporcionar conocimientos. La educación, referida en el contexto de lo que antiguamente se denominaba "urbanidad" o "modales" no hay que enseñarla en los colegios, sino potenciarla. En el colegio o instituto se deben practicar y reforzar las habilidades sociales pero son los padres los que deben inculcarlas y tienen la potestad disciplinaria suficiente para imponerlas. Poco se puede hacer en un centro de enseñanza (expulsar a un chaval) si luego los padres no refuerzan las medidas disciplinarias (malo) o se ponen abiertamente a favor del chaval y en contra del profesor (peor).