Me pregunto si lo que se insinúa es que hasta ahora la educación y formación que se daban en las escuelas educaba en la violencia doméstica. Una de mis abuelas aprendió a leer con sus hijos y su marido la respetaba y amaba hasta que murió; a una de mis tias abuelas, por el otro lado de la familia, su marido le arreaba día si y día tambien y aunque la familia le suplicaba que lo dejara ella continuaba al lado de su agresor. A una de mis primas, recientemente, la bestia con la que se casó, la mantenía atada, con cuerdas, a la cama mientras él traía amigas a esa misma cama...
Llevamos tropecientos mil años de civilización y aún la bestia asoma en nosotros. A la bestia no se la educa, se la confina cuando su violencia se manifiesta.
Valiente has sido al compartir el relato. Pero...ni comprando al jurado se acerca al soneto de Quevedo, cura tambien, y apasionado amante: Hermosa, hermosa, hermosa.
AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo y Villegas