Hace mucho que no hablo de esto.
Yo estuve allí. Entonces era Jefe de Escuadra del Cuerpo de Voluntarios de Protección Civil de Madrid (lo que muchos llaman equivocadamente voluntarios de SAMUR). Y fui de los primeros en llegar a la estación de El Pozo, coincidiendo con la llegada del responsable policial y del jefe de guardia de bomberos.
Entonces llevaba 10 años como voluntario, habiéndome formado como técnico en emergencias médicas de nivel avanzado (lo que existía entonces antes de la regulación del título como formación profesional). Había estado en otros graves siniestros (ninguno como aquel), incluyendo atentados de ETA.
Y aquí había algo raro...
No se trata sólo del famoso modus operandi.
No se trata sólo de que Otegui condenara los atentados (cosa que nunca había hecho cuando eran de ETA).
Se trata del olor. Un olor diferente a todos los demás atentados en los que había estado.
No soy experto en explosivos. Pero el olor no se olvida. Y era diferente, muy diferente.
Durante mi intervención en El Pozo, y antes de que me trasladaran a Atocha, y posteriormente a Téllez, pude hablar con alguno de los TEDAX desplazados. Y todos decían lo mismo: el olor era diferente.
Hoy, trece años después, van a hacer ocho desde que dejé de ser voluntario. Algo cambió desde el 11M. Pasé de tener compañeros contentos de tener que atender una herida menor, a compañeros que se quejaban de que se les llamase por heridas que podían curarse en casa o ir por sus medios a los centros de salud o a los hospitales.
Ahora soy un ingeniero contento, haciendo lo que me gusta, por lo que si me preguntáis por aquello puede que os cuente alguna cosa. Pero no, ya no me dedico a eso... aunque lo hecho de menos.
#98 De nada.
Fuimos muchos los que aquél día arrimamos el hombro de una u otra forma.
Por ejemplo, a mí una de las imágenes que no se me borrará de aquél día fue una de las primeras que vi nada más llegar. En medio del caos y el sobrecogimiento por la magnitud de lo que estaba observando había una cadena humana de personas, algunas incluso con heridas evidentes, que estaban ayudando a sacar a los heridos más graves de la estación. Para quien la conozca, estoy hablando del lado del andén opuesto al del tren donde detonaron las bombas. En ese punto hay un muro de unos dos metros y medio de alto desde la calle y apenas algo más de metro y medio desde el andén. Pues por ahí estaban sacando a los heridos como podían, usando incluso los bancos de la estación como camillas improvisadas (¡cómo pesaban los condenados!), y llevándoselos a la gente de la Cruz Roja que habían sido de los primeros en llegar (junto con una unidad del 061 que llegó pocos minutos después).
Y ese apoyo de manos anónimas duró durante varios días.
Poco más de una semana después de lo ocurrido la acumulación de flores, escritos, fotografías, recortes de periódico y velas se estaba convirtiendo en un peligro. Los bomberos ya habían tenido que acudir a la estación en al menos un par de ocasiones para apagar algunos conatos de incendio. Y pese a que algunos lo advertíamos desde los primeros días, nadie consideraba oportuno desde el apartado político/administrativo «organizar» un poco las muestras de dolor y apoyo para que pudieran seguirse realizando con seguridad.
Y de repente, de forma espontánea, un grupo de personas que pasábamos por allí nos pusimos a recoger las velas gastadas, y reorganizar los papeles y las flores, y a dejarlo más o menos seguro. La poca gente que se acercaba a preguntarnos porqué hacíamos eso, creyendo en un principio que era para quitarlo, según se lo explicábamos se remangaban y se ponían a colaborar con los que ya estábamos haciéndolo. Llenamos varios contenedores con los plásticos de las velas gastadas, y algunas personas se animaron a reponer las que se quitaban y a organizarlo todo de forma un poco más segura.
Cabe decir que el homenaje a las víctimas en El Pozo fue uno de los que más tiempo estuvo, precisamente porque la gente se auto-organizó para que fuera seguro tras los primeros incidentes.
Cabe añadir además que durante un año la estación permaneció sin bancos... se repusieron sólo el día antes del primer aniversario de los atentados, y supongo que sería porque quedaba feo ir a la estación y que siguiera «igual» que cuando ocurrieron las explosiones. De hecho las marcas en algunas columnas y señales de la estación perduraron varios años más, hasta que hubo una remodelación parcial de la misma y ya se aprovechó para quitar la última señal que quedaba con signos de lo que allí había ocurrido.