#41 Pues claro, ya está afectando (positivamente)
Algunas especies de Cordyceps son fuentes de sustancias bioquímicas con interesantes propiedades biológicas y farmacológicas como la cordicepina. El anamorfo de Cordyceps subsessilis (Tolypocladium inflatum) es la fuente de la ciclosporina —un medicamento que se usa en el trasplante de órganos humanos como inmunosupresor.
Se conoce en China como zong chao, donde lo usaban solo los emperadores y la élite gobernante buscando la vitalidad y longevidad. La filosofía china enseña que Cordyceps es un elemento que fomenta el equilibrio entre el cuerpo y el alma por lo cual la medicina ancestral lo recomienda para recuperar la armonía de los órganos del cuerpo humano. En 1951 el Dr. Ge Ning Han logró obtener un antibiótico derivado de Cordyceps, el cordycepin, útil para el tratamiento de la tuberculosis.[3]
Estudios japoneses iniciados en 1986 encontraron un factor FTX-20 al que se le atribuyen propiedades para evitar el rechazo de órganos trasplantados e injertos de piel. Actualmente hay empresas que cultivan cepas naturales de Cordyceps en cantidad suficiente para cubrir la demanda. El micelio de Cordyceps contiene como principio activo principal adenosina, además de las vitaminas naturales B1, B2 y E. También posee oligoelementos, como zinc, manganeso, selenio, cromo, fósforo, potasio y aminoácidos.[cita requerida]
Y más específicamente con el hongo zombi…
Y si nos queda alguna duda, vamos a centrarnos en la especie más emblemática de Ophiocordyceps, la ya mencionada O. unilateralis, el “hongo zombi”. Esta especie de hongo deriva de un ancestro que infectaba escarabajos. Desde que comenzó a infectar a las hormigas en nuestro planeta, hace millones de años, no ha pasado a otro hospedador, ni siquiera a otro insecto.
En conjunto, la evidencia nos muestra que, aun en las condiciones de cambio climático mencionadas en la serie, la probabilidad de que alguna especie de Ophiocordyceps pueda infectarnos es extremadamente baja, por no decir nula.
Podría contar también cómo Tencent les financió la gran parte de su último videojuego, un tal Baldur’s Gate 3, aumentando su plantilla en un 400% durante el desarrollo del mismo.