Pecata minuta , como el "despido en diferido" de Bár cenas, vamos, que no era despido ni nada, según la Justicia, sino un contrato de alta gama para que no dijera nada, hasta que salió lo de las cuentas en Suiza que el inútil Gallardón --más forrado que Bárcenas, pero con testaferros- no pudo ocultar a tiempo.
La indignidad política produce monstruos