Ni Coldplay, ni Metallica, ni Madonna. El álbum más vendido en 2008 en Amazon fue «Ghosts I-IV», de Nine Inch Nails. Ya sería noticia que la obra más popular del año fuese un disco cuádruple de rock instrumental. Pero hay más: el disco se podía obtener de forma legal y gratuita en miles de webs, ya que el grupo de Trent Reznor lo publicó bajo licencia "copyleft". De ahí que los «cerebros» del negocio musical lleven días dando vueltas a un enigma: ¿por qué los «fans» de NIN se dejaron los ahorros en unas canciones que no cuestan ni un euro?
La pregunta no podría resultar más insulsa: ¿qué estás haciendo? Y la extensión para responderla, tampoco: 140 caracteres. Sin embargo, estos ingredientes son suficientes para una nueva forma de comunicación que arrasa en medio mundo. Barack Obama la usa para lanzar consignas a su legión de seguidores. La diplomacia israelí, para justificar su ofensiva contra Gaza. Y las víctimas de los atentados de Bombay, para narrar lo ocurrido antes que las agencias de noticias. Los expertos en internet ya no tienen dudas: Twiter es el fenómeno del año.
«El día que me detuvieron dormí bien por primera vez en años: ya no tenía que mentir más». Es la confesión de Barry Minkow, el autor de una de las mayores estafas piramidales de los años 80. ¿Habrá pensado lo mismo Bernard Madoff?
Da igual que los músicos actúen gratis por una buena causa. Los proyectos solidarios también pasan por caja. El celo recaudatorio de la entidad no distingue los proyectos benéficos de los lucrativos. Estas Navidad, está aplicando su tarifa habitual a los espacios solidarios de las distintas televisiones. Tampoco hace excepciones con conciertos como el que organizó Los 40 Principales la pasada semana: le aplicó una tasa del diez por ciento pese a que sus beneficios iban a Ayuda en Acción.
Es lo que dice un joven que se ha alistado esta semana pese a la muerte de dos militares en aquel país. Se disparan los aspirantes a alistarse. El Ejército lleva años sin cubrir las plazas ofertadas. Ante la sequía de voluntades castrenses, hasta redujo el coeficiente intelectual mínimo a 70, por debajo del límite de la normalidad.Sin embargo, a principios del verano, cuando el flequillo de la crisis empezó a asomar por el alféizar, las peticiones de alistamiento crecieron inusitadamente y no han dejado de hacerlo.