samuel_morse

Pues igual aún existen algunos que voten influenciados por las lonas

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Nada nuevo; los viejos tópicos de la izquierda de siempre, pero que hoy ya no asustan a nadie.

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El verano pasado el agua del Cantábrico registraba la temperatura más baja de las últimas décadas

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Lo País: Órgano oficial del Gobierno progresista

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La «burbuja del antisanchismo» no capta que es de pura lógica que Mi Persona ponga a parir ahora, cuando el agobio electoral le llega al cuello, a una ministra disparatada, Irene Montero, a la que mantuvo en el cargo contra viento y marea pese a cagarla olímpicamente dando beneficios a un millar de violadores con su arrebatada burramia legislativa

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Esto de L. Ventoso: Al PP le vienen bien unas gotas de Vox para que se espabile frente a la ingeniería social de la izquierda. Y a Vox le conviene el armazón del PP en cuadros, experiencia en la máquina de la Administración y realismo político. Por último, Vox no es un partido de extrema derecha, como lleva años repitiendo el mantra de la izquierda, en un «qué viene el lobo» que ya no vende un peine entre la mayoría del público. Se trata de un partido conservador que enarbola con orgullo la bandera de España, su historia y su lengua. Lo realmente marciano sería que el PP no se entendiese con Vox y que ambos regalasen cuotas de poder autonómico y municipal a la izquierda antisistema y filoseparatista que hemos venido soportando.
Los pactos Vox-PP no son «bochornantes», como dice en su jerga esa genia que ejerce de ministra de Educación. Lo «bochornante» sería continuar encamados una legislatura más con Sánchez, los etarras, los golpistas catalanes y el comunismo de boutique del yolandismo, más hueco que el interior de un cono de carretera.

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Tremendo; un “Aló Presidente” todos los lunes…Casi sería preferible que pusieran la serie esa que hemos pagado entre todos

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Por mucho que el relato oficialista se niegue a aceptarlo, los votantes han castigado un modelo de gobierno que se apoya en las fuerzas políticas destituyentes (la extrema izquierda, los independentistas catalanes, el brazo político del abertzalismo) y, seguramente en menor medida, un estilo político basado en la colonización partidista de las instituciones, el simulacro comunicativo y el aventurerismo legislativo. O sea: todo aquello que ha permitido a Pedro Sánchez llegar al poder y permanecer en él. El líder socialista no puede reinventarse ahora como un socialdemócrata moderado orientado al consenso centrista porque su marca de fábrica es justamente la contraria. Solo puede mantenerse en Moncloa siendo fiel a su trayectoria, pero su trayectoria es lo que va a echarlo de Moncloa. Y no hay Houdini capaz de quitarse esas cadenas.