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National Geographic tomó, en el centenario del hundimiento del Titanic, fotos con un sonar que permitían ver por primera vez toda la envergadura del transatlántico
Este perro conoce infinidad de habilidades, muchas de ellas totalmente humanas. Su propietaria se basa como método de enseñanza el uso de refuerzo positivo y la formación basada en la relación.
La práctica del también conocido como Speeddog conlleva múltiples beneficios para la salud del animal pero también de su dueño.
Aunque compartir la casa con un peludo y abrazable gatito es una experiencia de vida maravillosa, nuestros pequeños amigos, en su comportamiento infantil (y su instinto salvaje) pueden llegar a tener ciertas costumbres y a comportarse de un modo travieso. Dichas travesuras o hábitos resulta casi imposible amonestarles sin que se nos escape una sonrisa.
Ladrar desesperadamente, esconderse bajo la cama, tiritar sin control, sollozar, quedarse paralizado o salir corriendo… las reacciones de un perro ante el miedo son variadas. Sin embargo, siempre generan la misma sensación en los dueños de impotencia, una frustración fruto del desconocimiento.
National Geographic tomó, en el centenario del hundimiento del Titanic, fotos con un sonar que permitían ver por primera vez toda la envergadura del transatlántico
Este perro conoce infinidad de habilidades, muchas de ellas totalmente humanas. Su propietaria se basa como método de enseñanza el uso de refuerzo positivo y la formación basada en la relación.
La práctica del también conocido como Speeddog conlleva múltiples beneficios para la salud del animal pero también de su dueño.
Aunque compartir la casa con un peludo y abrazable gatito es una experiencia de vida maravillosa, nuestros pequeños amigos, en su comportamiento infantil (y su instinto salvaje) pueden llegar a tener ciertas costumbres y a comportarse de un modo travieso. Dichas travesuras o hábitos resulta casi imposible amonestarles sin que se nos escape una sonrisa.
Ladrar desesperadamente, esconderse bajo la cama, tiritar sin control, sollozar, quedarse paralizado o salir corriendo… las reacciones de un perro ante el miedo son variadas. Sin embargo, siempre generan la misma sensación en los dueños de impotencia, una frustración fruto del desconocimiento.