#5 Una de las cosas más sorprendentes para mí en la adolescencia es que había gente que no sabía estudiar. Leian o copiaban una y otra vez, y al final se sabían la frase del príncipio del párrafo y nada más. Y se esforzaban y se frustraban.
Yo aprendi técnicas de estudio sin darme cuenta, porque mis padres me las enseñaron. A resumir (“de que va el tema“, “dimelo con tus palabras"), a esquematizar ("vamos a hacer una chuleta“), a repetir solo lo que no me sabía, a relacionar conceptos...
Sus padres tenían el mismo interés o más que los mios pero no habían estudiado, así que los ponían en la mesa del salón “para vigilarlos" y los que conseguían era distraerlos. O les mandaban quedarse estudiando tantas horas,en lugar de hacer como mi madre que era dejarnos salir cuando nos sabiamos el tema (nos lo preguntaba). La mayor motivación del mundo.
También me di cuenta de que yo sabía rellenar un impreso o leer unas instrucciones sin que nadie me lo hubiera "enseñado" aunque en realidad si me lo habían ido enseñando, poco a poco y muchas veces como un juego
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Y yo que pensaba que Franco con su brigada azul la había liado más gorda.