Ya no me cabrea la cacerolada, ahora me entristece.
Y no quiero, porque sufro por las personas que se han ido, por sus familias, por los sanitarios que siguen desbordados y que van a quedar tocados psicológicamente para toda su vida; por los bares y tiendas, por sus propietarios y empleados, por toda la gente que está pasando hambre.
E intento que me afecte lo justo, y trato de pensar en todas esas personas limitándome a aquellas que conozco o están cerca de mí, porque no tengo la fuerza suficiente para sufrir por todos ellos.
Y ahora tengo que soportar ese ruido que me recuerda que hay mucha gente que sólo sufre porque quiere ir a beber cerveza. Yo también quiero beber cerveza, pero está al final del todo en mi lista de preocupaciones.
Me entristece mucho saber que hay tantísima gente que no valora en nada el sufrimiento de los demás, que solo les preocupa su bienestar y el nadie más. Es muy muy triste, de verdad.
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Ministro del interior.... Este tipo al que no le dejarías ni al cuidado de la freidora en el McDonalds, que a saber la que te lía, llego a ministro del interior.
Ministro del interior porque que vienen los rojos y las feminazis hacen que no folle.
Desgracia de pais