#4 Es que el neoliberalismo es pueril y simplista. Es la pataleta de un niño cuando le toca pagar impuestos y dice que no quiere jugar más en este juego.
Como ha señalado #2, una sociedad simplista como la planteada por los neoliberales no es una sociedad. Y es curioso que quienes abanderen esta ideología (porque lo es, encurtida en vinagres no sólo económicos) hayan nacido y crecido en países donde el Estado les ha garantizado un cierto nivel de bienestar. Como les ha ido bien, reniegan y ahora no quieren contribuir a ese estado que tanto les ha beneficiado, aunque no lo sepan.
Es agotador y aburrido debatir con neoliberales. No se dan cuenta de que no podrían ni haberse planteado esa forma de pensar en un sitio donde sólo contara la ley del mercado, porque probablemente no estarían entre los favorecidos por esa ley, estarían en la miseria, mutilados o muertos. Estarían viviendo en la Mesopotamia del siglo II a.C. sin saber que existe un modelo que funciona y que ha hecho prosperar las sociedades, es decir, un Estado organizado que garantiza un mínimo de bienestar a los ciudadanos.
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#10 Efectivamente, la gente civilizada, entre los que supongo nos encontramos ambos, tienen un inmenso campo de debate entre cualquier extremo y este otro, el que he caricaturizado (para dummies) en este artículo. Sin embargo, ten en cuenta que, para la masa de los votantes, su ideología se reduce a un par de ideas, que bien pueden ser las de las citas presentadas. Y algunos políticos, como es el caso del argentino de moda, basan todo su discurso en ese mantra. No hablo del neoliberalismo teórico, sino del real, el que acaba transformándose en el discurso radical y simplista de una propuesta ya de por sí bastante extrema:
Qué es el fanatismo. El caso Milei