Hace 2 años | Por manuelmace a historiadegalicia.gal
Publicado hace 2 años por manuelmace a historiadegalicia.gal

En la última década estamos sufriendo una pérdida de actividad industrial. Las fábricas cierran y los espacios que ocupan son, en una gran parte de los casos, abandonados. Como en el caso del resto del patrimonio, las administraciones tienen que buscar una solución al patrimonio industrial tan extendidos en Vigo, Ferrol o, incluso, A Coruña. El caso de Vigo es de especial relevancia. La ciudad se convirtió en una de las más importantes de Galicia económicamente gracias a su actividad industrial que se basaba en el naval y en las conserveras.

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manuelmace

Traducción del resto del artículo:

Concienciación

La cuestión está en saber que hacer con estos edificios que ayudaron al desarrollo de nuestras ciudades. El primer paso es convencer a los ciudadanos de que estos elementos sean reconocidos como patrimonio, como lugares a conservar, restaurar, transformar. Este solo se puede conseguir con la divulgación. Como defiende la arquitecta y especialista en urbanismo del estudio NONCOMMON Iria Sobrino, “hay que ir asentando la cultura desde pequeños, a través de didácticas. Y, cuando vas creciendo, a través de otros tipos de didácticas, que se hable de las cosas para ser conscientes del que existe y no quedarnos solo con el que se perdió”. A partir de ahí, la gente demandará la protección de estos elementos patrimonios o su transformación en espacios públicos.

Esponjamiento

El esponjamiento es un proceso que procura convertir esos espacios industriales, catalogados o no como patrimonio, en espacios públicos. No tienen porque ser solo plazas públicas, pueden dedicarse a museos, parques o mismo equipamientos. El único proceso que no se debería promover, sobre todo cuando la fábrica está situada en lugares muy edificados (en la “ciudad compacta” en términos urbanísticos”), es la edificación de vivienda, ya que se trata de “introducir aire” en la ciudad. “La oportunidad que nos ofrece el patrimonio industrial son grandes espacios que ya tienen creados los flujos para convertirse en espacios de esponxamento público”, explica Iria Sobrino. Las fábricas, al ser un espacio de trabajo, ya tienen creadas las vías para llegar allí, es decir, funcionan como un imán.

La Panificadora

Este es el caso más paradigmático de la ciudad olívica. Este edificio de carácter industrial es de los más característicos de la ciudad. Marcó el entorno, sus 10 cilindros se ven desde toda la ciudad. Y su situación al lado del Ayuntamiento de Vigo lo hizo referencia, a pesar de no pertenecer las industrias del mar o del automóvil. Asimismo, esta fábrica hacía pan para hospitales, su pan no era del gusto de los ciudadanos, pero su valor es simbólico, “con múltiples valores patrimoniales” como detalla la arquitecta y especialista en urbanismo Iria Sobrino.

Aun así, gracias al trabajo de diversos actores sociales como la propia Sobrino, se consiguió convencer a la ciudad, a sus ciudadanos de la importancia de la panificadora. Estaba proyectado que se había edificado en el enclave de la fábrica, mas gracias al ánimo de los ciudadanos y a la caída del plan urbanístico de 2008 se permitió su protección. Ahora, se cuenta con el apoyo del Ayuntamiento para hacerse con esta propiedad y darle un uso público. Por el momento, se habló de un espacio destinado a las personas mayores y a uso deportivo. Aun así, el plan aún no fue publicado en su totalidad.

La Fábrica de Álvarez

La fábrica de porcelana de Santa Clara de Empresas Álvarez es otras de las fábricas que están en la memoria de los vigueses. Sus 105000 metros cuadrados de parcela industrial están totalmente en ruinas, parte de sus edificios ya fueron derribados. Después de más de 20 años en el olvido, el nuevo PGOM de la ciudad que fue presentado el pasado año incluye ciertos elementos de estas instalaciones como elementos a conservar. Como indica Atlántico, “La protección se limita al edificio central, si puede ser conservada, tendrá que mantenerse al igual que la chimenea, un elemento a restaurar”.

Estas instalaciones albergaron actividades industriales relacionadas con la porcelana desde 1941. La caída en desgracia de Empresas Alvárez, el grupo empresarial del que formaban parte, comenzó en 1976 cuando fueron adquiridas por el Instituto Nacional de Industria. Tras 15 años en manos públicas y no mejorar su situación financiera, el grupo valenciano Estudesa compró las fábricas de Álvarez. Sus trabajadores sufrieron despidos, suspensiones de pagos y varios procesos de compra hasta que en el año 2001 cerró sus puertas.

La Fábrica de Alfageme

El barco de Alfageme situado en la rotonda del Alcampo del barrio de Coia causó mucha crítica en la ciudad, mas Alfageme y, en especial, la fábrica de conservas Alfageme tuvo un gran impacto en la zona de Bouzas-Coia. La conservera daba trabajo a 400 personas de la zona y estuvo activa desde 1928 hasta 2010, después de entrar en varios procesos especulativos desde 2006. Este edificio cuenta también con múltiples elementos con valores patrimoniales importantes, en especial destacan las dos fachadas del edificio principal. A pesar de estar recogidos muchos de sus elementos como elemento patrimonial a conservar, la propiedad pertenece a manos privadas, Abanca (49%) y la Promotora Alisenda (51%). Aunque el Ayuntamiento haya pensado dedicar una parte a uso ciudadano, hay que tener en cuenta las condiciones de la propiedad privada. Tanto, Alfageme como la fábrica de Álvarez son espacios que pueden (y deberían) ser sujeto de procesos de esponxamento y pasar a ser a manos públicas para el uso del ciudadano. Otros ejemplos son las fábricas de Lana Artística o Moahsa, que también perteneció el grupo empresaria de Álvarez. Ambas se encuentran en situación de abandono y ruina.

manuelmace

#1 Corrijo la última frase, que ya no me deja: Otros ejemplos son las fábricas de La Artística o Moahsa, que también perteneció el grupo empresaria de Álvarez. Ambas se encuentran en situación de abandono y ruina.