Hace 7 años | Por ClaraBernardo a blogs.publico.es
Publicado hace 7 años por ClaraBernardo a blogs.publico.es

El señor embajador, del que ahora todos piden su destitución cuando nunca debieron pasar por el aro de su nombramiento, encaja en algunas de las definiciones de miserable del diccionario de la Real Academia. Reprobado por el Parlamento, justificó su impunidad con el argumento de que las actuaciones de un Gobierno saliente no son revisables porque al perder las elecciones quedan sustanciadas sus responsabilidades políticas. A partir de ahí se convirtió en el confesor del PP, algo para lo que sin duda estaba preparado, y se hizo imprescindible...

Comentarios

victor_vega

Retrato muy acertado de uno de esos infames del PP que no solo se ha ido de rositas, sino que sigue cobrando un pastizal a costa del herario público. Uno de esos hipócritas de pulserita y banderita de España, que en realidad esconden que están en esto para forrarse (novedad en el PP). Más tarde, cuando defendía ferreamente a Barcenas por los pasillos del Congreso, los que lo conocíamos, mirábamos al suelo con vergüenza ante semejante rata. Pero qué esperábamos? El solo se colocaba a la altura de cohetáneos como Acebes, llamando miserables a quienes cuestionaban la autoría de ETA en el 11M o su jefe, Aznar, quien mintió una y otra vez a la hora justificar la Guerra de Irak usando como pretexto las armas de destrucción masiva.

U

Los daños mortales no son revisables. Mira lo de Caín y solo se cargo a un hermano.

D

¡Como que señor embajador! Co-responsable de la masacre del yak42.