El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Buazizi dijo basta. Ante la enésima confiscación de su puesto de frutas por parte de la corrupta policía tunecina, decidió quemarse a lo bonzo. Su cuerpo fue lo primero que ardió pero no lo último. Ni mucho menos. Desde entonces, el fuego de la indignación prendió por Túnez, en la primera de las primaveras árabes, y por redes sociales y plazas de todo el mundo, de España a Grecia, de Estados Unidos a Egipto. Hablaban lenguas distintas, se llamaban Indignados o Occupy Wall Street pero los unía el mismo
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#0 Medio de la AEDE. Canarias presenta una web que recoge los nombres de los represaliados de la dictadura y localización de las fosas/c1#c-1