En bastantes charlas sobre extremas derechas, profesores y profesoras de secundaria cuentan que algunos de sus alumnos adolescentes sacan pecho de sus posiciones antifeministas: usan vocabulario ultra como “feminazis” o dicen que la violencia de género no existe. He hablado con algunos amigos que se dedican a la enseñanza para pensar qué está pasando y qué podemos hacer.
#1:
¿Como responder? Quizá no llamándoles, machirulos, pollaherida, patriarcas opresores, y el resto de insultos que les suelen dedicar a los varones por el mero hecho de serlo.
#5:
#2 Y si alguien no lo es pero no opina como tu se sale del discurso oficial se le llama tambien y no pasa nada.
¿Como responder? Quizá no llamándoles, machirulos, pollaherida, patriarcas opresores, y el resto de insultos que les suelen dedicar a los varones por el mero hecho de serlo.
#1 El problema es que todos los idiotas del mundo se creen más listos que los demás, así que tampoco los vas a convencer con argumentos que ni siquiera se molestan en entender.
#1 Curioso…. A los machirulos no se les responde llamandoles machirulos pero en cambio a los fachas de Vox si que puedes responderles constantemente llamandoles fachas. Como haces tú. Entonces si que funciona.
Hay que ver la disonancia que paseas cuando se trata de atacar al feminismo, señor tiopio.
es lo que tiene el oficialismo que le pone una pátina de rancia a cualquier idea. Ningún chaval te va a comprar que lo que defiende el gobierno es cool
esto además de estar vendiendo unas ideas completamente delirantes
Este artículo de Nuria Alabao es claramente una llamada de atención, y a la vez un intento de control de daños, y ambas cosas me parecen positivas.
Evidentemente hay un creciente rechazo al feminismo hegemónico entre la gente más joven, y especialmente entre los varones. Los profesores se dan cuenta y necesitan tener alguna manera de lidiar mentalmente con esto, ya que se supone que ellos deben asegurarse de que la gente llegue a la adultez con las ideas correctas.
La autora comete algunos fallos (quiero pensar que voluntarios):
- Pone a Vox como causa y al "antifeminismo" como efecto, cuando la realidad es que en redes sociales el antifeminismo tuvo su gran expansión ANTES de la irrupción de Vox en el ámbito parlamentario y mediático.
- Culpa a la "masculinidad herida" de la aparición y crecimiento de estas corrientes de opinión, lo cual es una solución facilona en línea con la misandria imperante, pero poco rigurosa y por tanto, poco eficaz a la hora de entender el problema.
A cambio, la autora deja entrever, de una manera un tanto ingenua, algunas cuestiones interesantes:
- Que el feminismo mainstream es culpabilizador, "se expresa como verdades morales indiscutibles", y tiene serias carencias en cuanto a su apertura y su capacidad transformadora.
- Que aún habiendo muchos chicos que querrían poder "formar parte" del feminismo, quizás porque entienden la conveniencia de estar del lado ganador de la historia, se les rechaza y se les hace sentir como "potenciales agresores". Y que sería posible un feminismo más inclusivo, del que los varones pudieran formar parte como algo más que una fuerza de choque antidisidencia.
Imagino que estos dos planteamientos le pueden generar bastantes problemas a la autora si los sostiene de manera persistente en el tiempo, ya que claramente está posicionándose de una manera crítica frente a la ortodoxia oficial. Habrá que ver si resiste los embates del oficialismo, y si logra desarrollar y articular un discurso reformista capaz de modificar la caída en la popularidad del feminismo hegemónico entre la población más joven.
Los chavales pueden identificar esas posiciones antifeministas como transgresoras porque muchas veces, como explica Herrero, el feminismo que perciben en los medios o las redes es uno que a menudo se expresa como verdades morales indiscutibles y que puede ser también extremadamente culpabilizador. Otros feminismos más abiertos y transformadores no tienen tanto espacio en el mainstream.
Estamos viviendo una polarización de las relaciones de género que tiene raíces muy profundas en la forma de relacionarse actualmente. Tíos normales que no follan ni de blas y tías que quieren apresar a los alfas en una relación. Resultado: géneros odiándose entre sí
Comentarios
¿Como responder? Quizá no llamándoles, machirulos, pollaherida, patriarcas opresores, y el resto de insultos que les suelen dedicar a los varones por el mero hecho de serlo.
#1 Si alguien es machirulo se dice y no pasa nada.
#2 Y si alguien no lo es pero
no opina como tuse sale del discurso oficial se le llama tambien y no pasa nada.#1 El problema es que todos los idiotas del mundo se creen más listos que los demás, así que tampoco los vas a convencer con argumentos que ni siquiera se molestan en entender.
#1 Curioso…. A los machirulos no se les responde llamandoles machirulos pero en cambio a los fachas de Vox si que puedes responderles constantemente llamandoles fachas. Como haces tú. Entonces si que funciona.
Hay que ver la disonancia que paseas cuando se trata de atacar al feminismo, señor tiopio.
#4 Pero a ver
RAE: facha: De ideología política reaccionaria
Reaccionario: Que tiende a oponerse a cualquier innovación.
A ver, no es un insulto. Es la realidad
#10 Según la RAE, facha es una expresión coloquial despectiva.
#15 Si, mejor llamarles falangistas y franquistas
#4 si uno es facha, es facha. No entiendo que problema tienen con que se les llame por su nombre.
#1 Haciendo algo de caso a lo que dice esta gente: Operación Gladio de Ctxt
Operación Gladio de Ctxt
mediterraneo.diario16.com#1 Te voté negativo por error sorry te compenso.
es lo que tiene el oficialismo que le pone una pátina de rancia a cualquier idea. Ningún chaval te va a comprar que lo que defiende el gobierno es cool
esto además de estar vendiendo unas ideas completamente delirantes
Este artículo de Nuria Alabao es claramente una llamada de atención, y a la vez un intento de control de daños, y ambas cosas me parecen positivas.
Evidentemente hay un creciente rechazo al feminismo hegemónico entre la gente más joven, y especialmente entre los varones. Los profesores se dan cuenta y necesitan tener alguna manera de lidiar mentalmente con esto, ya que se supone que ellos deben asegurarse de que la gente llegue a la adultez con las ideas correctas.
La autora comete algunos fallos (quiero pensar que voluntarios):
- Pone a Vox como causa y al "antifeminismo" como efecto, cuando la realidad es que en redes sociales el antifeminismo tuvo su gran expansión ANTES de la irrupción de Vox en el ámbito parlamentario y mediático.
- Culpa a la "masculinidad herida" de la aparición y crecimiento de estas corrientes de opinión, lo cual es una solución facilona en línea con la misandria imperante, pero poco rigurosa y por tanto, poco eficaz a la hora de entender el problema.
A cambio, la autora deja entrever, de una manera un tanto ingenua, algunas cuestiones interesantes:
- Que el feminismo mainstream es culpabilizador, "se expresa como verdades morales indiscutibles", y tiene serias carencias en cuanto a su apertura y su capacidad transformadora.
- Que aún habiendo muchos chicos que querrían poder "formar parte" del feminismo, quizás porque entienden la conveniencia de estar del lado ganador de la historia, se les rechaza y se les hace sentir como "potenciales agresores". Y que sería posible un feminismo más inclusivo, del que los varones pudieran formar parte como algo más que una fuerza de choque antidisidencia.
Imagino que estos dos planteamientos le pueden generar bastantes problemas a la autora si los sostiene de manera persistente en el tiempo, ya que claramente está posicionándose de una manera crítica frente a la ortodoxia oficial. Habrá que ver si resiste los embates del oficialismo, y si logra desarrollar y articular un discurso reformista capaz de modificar la caída en la popularidad del feminismo hegemónico entre la población más joven.
#14 De hecho, en mi opinión, vox es consecuencia (en parte) de ese feminismo.
Los chavales pueden identificar esas posiciones antifeministas como transgresoras porque muchas veces, como explica Herrero, el feminismo que perciben en los medios o las redes es uno que a menudo se expresa como verdades morales indiscutibles y que puede ser también extremadamente culpabilizador. Otros feminismos más abiertos y transformadores no tienen tanto espacio en el mainstream.
Estamos viviendo una polarización de las relaciones de género que tiene raíces muy profundas en la forma de relacionarse actualmente. Tíos normales que no follan ni de blas y tías que quieren apresar a los alfas en una relación. Resultado: géneros odiándose entre sí
Guay o gay?
Sin embargo ser de extrema izquierda últimamente se tiene que esconder, por la vergüenza.