Hace 1 año | Por nilien a theguardian.com
Publicado hace 1 año por nilien a theguardian.com

Vivir durante 41 años en una pequeña jaula de hormigón supone experimentar una deprivación sensorial extrema. Recientemente, mi amigo Jarvis Masters me pidió que describiera el musgo. [...] atiendo sus llamadas sin importar dónde esté o lo que esté haciendo, me llama a cobro revertido desde el corredor de la muerte, cuando puede usar el teléfono. Nunca he visto cómo funciona esto, pero los guardias de la prisión llevan algún tipo de aparato a la pequeña jaula en la que ha estado confinado tantos años.

Comentarios

nilien

Además de que, de por sí, cualquier escrito de Rebecca Solnit merece la pena, el artículo me ha llamado la atención tanto por acercarse a lo que puede suponer vivir tantos años en ese aislamiento y deprivación (desde los 19) como por el caso de Jarvis Masters en sí, al que condenaron casi parece que en plan vengativo y de manera y alguien tiene que pagar (por el asesinato de un guardia de la prisión) hace todos esos años. Y a pesar de lo chapucero de todo ello, el sistema de justicia no se desdice o corrige, y de momento ahí sigue encerrado...

nilien

#2 *y de manera y alguien tiene...

(se me coló un "y" de más)

Ferran

Pues necesitas más amigos…

nilien

#1 Pues te podrías haber ahorrado el comentario antes de leer el artículo...