Recorremos algunas de las zonas del Botxo que entre los años 80 y 90 acogieron locales que se llenaban cada fin de semana gracias a un público ávido de nuevos sonidos, estéticas y sensaciones. Hoy apenas ninguno sobrevive y lo que queda, más allá del recuerdo, son edificios en ruinas, talleres mecánicos, supermercados, garajes…
Comentarios
Qué tiempos. Quitando el de Portu, pasé por todos, especialmente el Gaueko (el nuevo), el Dolls y el Bolos.