Hace 2 años | Por LibrosHoy a lavanguardia.com
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El 21 de abril de 1933 el buque Franca Fassio , procedente de Génova, atracó en el puerto de Barcelona con más de dos horas de retraso con respecto a su horario previsto. En el muelle esperaba un grupo de fotógrafos y periodistas, pendientes de un pasajero ilustre que descendía por la escalerilla. Era Emil Ludwig, 52 años. Una vez en tierra apenas hizo declaraciones, se negó a conceder entrevistas y subió al coche oficial de Ventura Gassol, el conseller de Instrucció Pública de la Generalitat republicana. En los primeros compases de la...

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... década de los treinta, este escritor alemán se había convertido en una figura mondain del star system de la cultura europea. No era el Conde de Keyserling, pero formaba parte de ese ecosistema: era una figura de aquel mundo de cultura humanista y alcance transnacional –correlato de la siempre renqueante Sociedad de Naciones– que Stefan Zweig mitificó en El mundo de ayer . Ludwig había conquistado la fama gracias a sus biografías. También en España. Aunque Ludwig aún conservaba fama, hacía cierto tiempo que había empezado a deshincharse su prestigio. Lo ejemplifica el cambio de valoración de un biógrafo y buen lector de biografías, atento a las palpitaciones de la Europa donde había vivido la década anterior. En febrero de 1929, Josep Pla presentaba a Ludwig como “ el mestre universal del gènere” de la biografía. Avalaba esa afirmación con tres ejemplos: “ el ”. A mediados de 1933, después de la estancia del biógrafo en España, Pla modifica completamente su juicio. Cargaba contra ese escritor que había considerado un maestro. En un artículo publicado en el diario El Imparcial , ahora lo presentaba como un especialista en refritos...