Hace 11 meses | Por asola33 a vilaweb.cat
Publicado hace 11 meses por asola33 a vilaweb.cat

La actriz y activista Júlia Barceló se ha despedido este fin de semana de los escenarios después de unos quince años de carrera profesional en el teatro y la televisión. ¿El motivo de esta despedida? La precariedad y la inestabilidad del oficio, que le han llevado a hacer unos sacrificios justificados, como ocurre en otros sectores, por las ideas de vocación y pasión por un trabajo bonito. (CAT -Traducción en primer comentario)

Comentarios

casius_clavius

#2 Qué gran mensaje ese de que trabajar es una mierda, que nos consume el tiempo y la salud que podríamos emplear en actividades satisfactorias.

asola33

#6 No se si tu comentario es irónico. El mensaje es más valioso al referirse a un trabajo que acostumbra a ser vocacional.

Alt126

#5 #7 Es que es verdad, trabajar es una mierda.

Si no es vocacional es una obviedad.
Pero aunque sea vocacional la obligatoriedad de un horario, un calendario, de unos compañeros, de un entorno... Hace que la vocación sólo sea una parte de tu trabajo, el resto no lo controlas y eso, en el mejor de los casos, no mola.

Puedes tener suerte y que tu trabajo vocacional implique horarios flexibles, sólo en días laborables, nunca mas tarde de las 5 de la tarde, sin desplazamientos... no será perfecto (porque algún cliente tocapelotas tendrás) pero estará muy bien.

Pero eso pasa poco y en el mundo del espectáculo menos. La precariedad y el "maltrato" al que están sometidos, los que no han conseguido pudrirse de dinero, es tan constante que, por muy vocacional que sea, el trabajo es una soberana mierda porque no compensa.

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#9 Pues a mi me encanta mi trabajo, es verdad que hay días que estoy un poco más cansado y me gustaría tener el día libre para descansar, pero en cuanto llego al trabajo me transformo.

casius_clavius

#7 No es irónico. Está mal visto que uno diga que trabajar le parece una pérdida de tiempo y una esclavitud necesaria. Conozco gente a la que le gusta su trabajo, pero aun así, entiendo que les gustaría más poder elegir qué hacer y cuándo hacerlo.

Los mensajitos y la cultura del trabajo son terribles. En las películas estadounidenses los protagonistas (policías, periodistas, etc.) trabajan sin descanso día y noche como si fuera lo más importante de sus vidas, y lo presentan como un rasgo heroico. Incluso se ve como algo teñido de cierto romanticismo que sus familias se quejen o les abandonen debido a su pasión por el trabajo (véase por ejemplo el policía de Heat que interpreta Al Pacino, o el otro policía de Zodiac que interpreta Mark Ruffalo).

asola33

No la conozco de nada pero la entrevista me parece muy interesante. Descriptiva del aspecto económico del mundo artístico en general.

o

La perversión de esas frases grandilocuentes y genéricas se entienden mejor con lógica aristotélica, o sacándolas de contexto

Si quieres, puedes -> Si no puedes, es porque no quieres

Vamos a prohibir los insultos (racistas) porque están mal ->
No prohibimos los insultos (machistas u homófobos) porque ...

tollendo

#4 El modus tollendo tollens.

asola33

La actriz y activista Júlia Barceló se ha despedido este fin de semana de los escenarios después de unos quince años de carrera profesional en el teatro y en la televisión. Lo ha hecho con Mal de coraçon, en el Teatre Nacional de Catalunya, una obra que seguiría representando si hubiera ronda o se alargara, pero que en principio ya ha terminado. ¿El motivo de esta despedida? La precariedad y la inestabilidad del oficio, que le han llevado a hacer unos sacrificios justificados, como ocurre en otros sectores, por las ideas de vocación y pasión por un trabajo bonito.

Es una decisión tomada a conciencia, al igual que el hecho de hacerlo público en sus redes . Éste es su caso personal, pero no es anecdótico, sino bien representativo. No sólo por la situación económica del sector cultural, siempre delicada, también porque cuanto más va son más habituales las reflexiones sobre dejar un trabajo aunque sea vocacional, priorizar la salud mental, qué espacio debe ocupar la profesión en la construcción de la nuestra identidad y cómo a menudo se romantiza la precariedad y el sacrificio. Hablamos de todo ello con ella, que asegura que muchos compañeros toman una decisión similar, pero que a menudo no lo dicen abiertamente.

— ¿ Por qué ha decidido dejar los escenarios?
—La decisión llegó algo por impulso. Soy bastante impulsiva ya veces me llegan antes las sensaciones que la razón. En septiembre empezaba la temporada de nuevo y yo venía de trabajar en espacios privilegiados. Estuve dirigiendo al Teatro Clásico de Madrid y tenía proyectos, pero es bastante inevitable que, sin embargo, estés precarizada, preocupada por el sueldo. Noté que, si esto era lo máximo a lo que podía aspirar, no podía seguir engañándome. Quiero tener una vida tranquila, llegar bien a fin de mes y disfrutar de lo que hago.

— Decid que desea estabilidad. Se da por sentado que es algo imposible en el mundo del teatro.
—En la interpretación, cuando trabajas, estás preocupada por lo que vendrá, y entras en un bucle de estar más preocupada por eso que disfrutando. Vi que, en un futuro no muy próximo, ya no podría tomar esa decisión, o la tomaba ahora o ya sería demasiado tarde. Lo vi muy claro y me asustó mucho, no pensaba que nunca iba a tomar una decisión así. Necesitaba desprenderme y después ya veré lo que hago. Ahora mismo necesito que el teatro no sea el centro de mi vida.

"Ahora mismo necesito que el teatro no sea el centro de mi vida"

— Su situación no es un caso aislado. ¿Es habitual que, también en momentos de proyectos privilegiados, la situación económica sea delicada?
- Sí, mantenerte del teatro es muy difícil. Yo podría ser una actriz que hace muchísimo audiovisual, series y películas pero no es el caso, y no porque no quiera. Por suerte, soy docente en Eòlia y me encanta, si no, ya ni me lo hubiera planteado… Pero es muy difícil incluso teniendo trabajo, porque te pueden dar de media un montaje o dos como máximo por temporada , y hay muchos meses que no trabajas.

— ¿ Es un problema de inestabilidad más que de sueldos?
—Ambas cosas. Por mucho que seas en un teatro público, cobras poco teniendo en cuenta la inversión de tiempo y la inestabilidad. Quizás ese mes parece que cubres mucho, pero no es verdad, porque quizá llevas un año trabajando en ese proyecto. Durante una época no le das tanta importancia, pero yo ya no quería sentir que siempre estoy buscando trabajo. Este cambio quizá a mucha gente le da pánico, pero a mí me da mucha tranquilidad. Un horario de oficina, vacaciones pagadas y no trabajar el fin de semana es algo raro para mí, pero me dará salud mental. Quizás dentro de una temporada veo que no es para mí, pero ahora lo necesito.

— Ha denunciado que en el sector cultural algunos pocos se hacen ricos mientras la mayoría malvive . ¿A qué se refiere?
—Vivimos en un mundo patriarcal y capitalista en el que ciertas personas que tendrán mayor repercusión también tendrán más poder de decisión, trabajo y dinero. No es del todo injusto. Que una persona cobre bien porque lleva público y hace productos buenos es fantástico, pero no puede que el resto tengamos que coger los muelles. Sobre todo, hablo de la televisión y teatros públicos: que en TV3 no haya un reparto más amplio de trabajo y en los teatros públicos no haya muchos más castings abiertos o más rotaciones de compañías. Son los únicos espacios que nos dan algo de oxígeno, que tienen el dinero real.

“Que una persona cobre bien porque lleva público y hace productos buenos es fantástico, pero no puede que el resto tengamos que coger los muelles”

— ¿Cree que en el mundo del teatro falta cultura sobre sindicarse? ¿Es difícil en un ámbito como éste?
—Como gremio no tenemos todavía conciencia de clase y profesionalización, nos cuesta mucho exigir derechos laborales. En el momento en que podrías quejarte, muchas veces, pueden echarte porque estás en período de prueba o generas malestar con un director o una productora que no te contratará más. Siempre estamos en la cuerda floja, porque no hay representantes suficientes para exigir todo esto y no ponernos en primera línea. Y es muy difícil sindicarse en proyectos en los que te estás poco tiempo. Hay muchos países que están mejor sindicados, pero nos falta conciencia de que es una profesión y que debemos tener derechos básicos.

—¿Ahora qué piensa de la vocación? ¿Es un concepto especialmente romantizado en el mundo del teatro?
—Hay esa cosa del “si quieres puedes”, que es un mensaje terrible que compra mucha gente de clases bajas. Si no, es como creer que no tienes opciones en un sistema perverso como el capitalista. Yo soy de familia obrera, no tendré una herencia, tengo que pagarme el alquiler… Son circunstancias importantísimas que hacen este sueño mucho más difícil. Durante muchos años lo niegas y crees que, si te esfuerzas, podrás, pero me he esforzado y trabajado mucho, he intentado formarme constantemente y ser muy rigurosa. Pero nunca será suficiente, porque hay un factor de suerte y privilegio. Siempre somos las mismas personas quienes acabamos tirando la toalla, quienes tenemos menos fichas en este juego, aunque en muchos aspectos también soy privilegiada. En Inglaterra, por ejemplo, debes tener un perfil social y económico muy alto para llegar a lo más alto, a pesar de las excepciones. Esta vocación ha estado muy bien, pero el sacrificio que comporta ni quiero ni puedo permitirlo.

— ¿Cree que cada vez más gente de su generación y más jóvenes toman decisiones similares, que priorizan otras cosas en el trabajo soñado?
—No sé, tengo muchos compañeros de profesión mayores y más jóvenes que lo han dejado, pero el problema es que muchas veces no nos atrevemos a decir que lo hemos dejado o que queremos dejarlo, simplemente hacemos otros trabajos. Yo sentí la necesidad de decirlo porque es una decisión que da miedo. Al igual que cuando dejas a una pareja, que si no lo comunicas, no lo acabas de dejar nunca. No sé si es algo generacional, ha ocurrido siempre, pero quizás sí que ahora, como hablamos tanto de la precariedad, es más visible. Y también muchas personas directamente ni se lo han planteado.

"Los actores muchas veces no nos atrevemos a decir que lo hemos dejado"

— ¿ En qué sentido?
—Muchísima gente no se dedica al mundo a la interpretación, vive de otras cosas, pero hace de actriz o directora. Y esto es también un problema. En la profesión nos autoengañamos constantemente, nos creemos profesionales cuando no lo somos, cuando aceptamos sueldos indignos, condiciones que no deberíamos aceptar. También está bien decir: “No soy profesional de ese trabajo. Me encantaría, pero no lo soy.”

— Atamos mucho nuestra identidad en el trabajo. A menudo nos presentamos con nuestro nombre y profesión, por ejemplo. ¿Cómo vivís el proceso de romper con esto?
—Totalmente, y es una opción que tomamos nosotros mismos. Nadie me ha dicho “¿Qué haces? ¡Qué locura!”. Por el contrario, mi familia, mis compañeros de trabajo y todo el mundo me ha dicho que es fantástico, pero yo misma, después de haber invertido tantos años, pensaba "yo soy actriz, ¿no?" Es algo totalmente identitario. Y aceptar que todo esto quizás no valía tanto la pena o que hay muchas otras cosas que me dan quien soy da miedo, pero se abren muchos campos para explorar, facetas que no conozco. Las personas no somos una sola cosa. Al igual que no nos gusta sólo una comida, no puede que sólo seamos una profesión. Y me gusta verlo como trabajo, no quiero romantizar el trabajo asalariado.

— ¿Quiere decir que, aunque un trabajo nos guste, sigue siendo un trabajo?
—Sí, a mí no me gusta trabajar, y eso está bien y es decirlo, y no lo decimos lo suficiente. Trabajar es una mierda. Me encantaría hacer cosas que me gustan y no tener que pagar un alquiler. Pero como tengo que invertir tantas horas en trabajar para ganar dinero, ya no quiero sufrirlo más, por mucho que haya sido una decisión mía de muchos años y que creyera que me hacía feliz. Me hacen feliz otras muchas cosas que estaban en un segundo plano porque estaba demasiado preocupada por el resto.

“Las personas no somos una sola cosa. Al igual que no nos gusta sólo una comida, no puede que sólo seamos una profesión”

— Ha dedicado mucho tiempo al activismo contra la grasofobia. Muchas actrices han denunciado la presión estética que se vive en el mundo de la interpretación, también a partir de los treinta. ¿Es un factor que ha influido en su decisión?
—A mí quizás me ha pasado un poco al contrario, tener treinta y ocho, así como el activismo que hago, me habían dado mucha más tranquilidad. Intento concienciarme cada día, aunque todavía no lo he solucionado. Es muy complicado gestionar que constantemente te envíen castings con un perfil físico, te compares con otras actrices, veas qué tipo de actriz trabaja y cuál no… Evidentemente, nos afecta. Poder tener un trabajo en el que no se me cuestione en absoluto mi aspecto físico me dará muchísima tranquilidad. Es muy duro poner el cuerpo todo el rato, y las actri

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Yo quiero ser dueño de Space X y Amazon y no hay manera...

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"Trabajar es una mierda ' Pues vale, igual es eso lo que piensas de tu trabajo.