(C&P) Me cuesta imaginar una infancia feliz sin un bocata de chorizo de Pamplona en la mano. Esta maravillosa merienda poseía en los setenta un halo de novedad frente al de jamón, al de salchichón o al de chorizo convencional que lo hacía irresisitible para cualquier niño. Sus virtudes eran numerosas: el pan impregnado de la grasa a cascoporro del embutido, el atractivo color rojo chillón sobre el blanco de la miga y el beige de la corteza, el sabor poderoso, la textura tierna... sólo de pensarlo me pongo a salivar.
Comentarios
No hay nada que iguale a la combinación bocata de mejillones-Mahou. Cualquiera que lo haya probado seguro que repite (y también es viejuna).
Y si le añadimos unas lonchitas de un buen queso, y lo metemos unos minutitos en el horno para que pringue la miga del pan y deje la corteza crujiente, entonces ya es un manjar de dioses.
Y bocadillo de Mocilla que?
Junto con de mortadela de aceitunas, el de nocilla y el de foigras Apis (escrito así), la alimentación de los niños de toda una generación.
#3 ¿Morcilla o Nocilla? Por que no será una combinación de ambos ¿no?
Me encantaban los bocatas con pamplonés (así se le llama al chorizo de pamplona en mi zona) y salchichón juntos. De vez en cuando aún me doy el capricho y repito...
#4 Como lo metas todo junto en un bocata adiós a la alimentación del cólico trapero.
#4 te has dejado el bocata de tulipán
viejuna? Pues algunas tardes cae bocata de chorizo pamplonica, y lo bueno que me sabe!
#8 ¡¡¡Con azucar!!! Toma enfermedad hibrida, el diabesterol.
#8 Ayyy, que en mi trabajo he conocido hace poco al piloto del helicóptero de Tulipán y me hizo una ilusión tremenda! Bocata de salchichón con margarina! Ya le hemos dicho que vamos a sacar una foto el vídeo y nos la tiene que firmar, jeje