Cuando las excavadoras y las piquetas llegan a Madrid, los amantes del arte se ponen a temblar. Las obras se llevan por delante fuentes y estatuas que no cuadran en los proyectos y pasan a coger polvo en almacenes municipales. Además, decenas de monumentos están deteriorados, en lugares donde no se aprecian o escondidos en edificios. "Su valor es incalculable, la mayoría son obras muy antiguas con un alto valor histórico. Hablamos de muchos millones", concluyen los expertos en urbanismo.
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Es lamentable. Esto mismo sucedió en Rosario (Argentina). Hasta hace un par de décadas las esculturas que Lola Mora había diseñado para su proyecto del monumento a la bandera permanecieron abandonadas en almacenes. Luego alguien decidió buscarles sitio en la ciudad y comenzó su peregrinacióna. Víctimas de actos vandálicos e irresponsabilidades, perdieron partes, fueron pintadas y finalmente se les encontró un lugar. Actualmente se ubican en el centro de la fuente que guarda las espaldas del monumento a la bandera. Al menos más cerca del que iba a ser su emplazamiento original.