Hace 13 años | Por lampo a papelenblanco.com
Publicado hace 13 años por lampo a papelenblanco.com

El efecto Werther toma su nombre de la novela de Goethe "Las penas del joven Werther", muy leída en su día por la juventud, que empezó a suicidarse de formas que parecían imitar la del protagonista. De hecho, las autoridades de Italia, Alemania y Dinamarca la prohibieron por esa razón. Pero sin duda el libro que más efectos suicidas produjo en la población lectora fue "Euthanasia: The Aesthetics of Suicide", de James A. .Harden-Hickey, quien años después también se suicidó, escogiendo como mejor procedimiento la sobredosis de morfina.

Comentarios

vanessam

Yo la leí y lo que me dio es sueño, qué tío más aburrido, no me extraña que la chica no le haga caso y se suicide..es que es para matarlo.
Muy buena tu intervención Delapluma.

Delapluma

Que la decisión de "prohibir" un libro la tomen unos padres o unos maestros, no me parece mal... ellos saben con qué material humano cuentan, y qué chicos pueden leer según qué cosas. No todo puede ser El Pampinoplas y similares, pero tampoco le vas a dar un libro como el citado en el artículo a un maníaco depresivo. Pero que el estado se ponga a prohibir libros, SÍ me parece mal. El estado, no es nadie para decirnos qué podemos o no leer, porque se empieza "velando por nuestra salud", y se acaba cerrando periódicos, condenando a muerte a escritores y prohibiendo los chistes políticos...

Decía mi profesor de Historia que el suicidio es muy contagioso, y nos contó que hacía ya casi quince años, se prohibió un libro en COU que hasta entonces había entrado en Selectividad, por esa razón (no quiso decirnos el título, por si acaso, pero no creo que fuera éste, porque era un libro de un autor español), porque llegaba Abril-Mayo, y con eso de los exámenes y que muchos jóvenes estaban confusos o al que más o al que menos le había dejado una novia o no se entendía con los padres o se sentía fea, rara era la semana que no tenías que salir pitando para urgencias con alguno, y que los profesores hacían guardia en las puertas de los aseos para que nadie se encerrase allí más de cinco minutos... por si acaso. Hasta que una mañana, en su propia clase, una chica pide permiso para ir al baño diciendo que es urgente, y no llega ni a la puerta, pega una arcada y vomita sangre. Don SuperLópez (así llamábamos al de Historia, se llamaba Juan López y tenía una napia y un bigote que recordaban mucho al citado superhéroe lol, le queríamos mucho), casi se cae de culo del susto, la lleva para urgencias, avisan a los padres, todo el mundo muerto de miedo, las compañeras que fueron poco después a la Paz llorando como magdalenas... Y sale el médico, y ¿cuáles fueron sus palabras en esos aterradores momentos? "Dígale a su hija que las galletas, se mojan en el colacao, no en tinto".

Así es. La niña no había tenido mejor idea que zamparse un tetrabrick de vino tinto en ayunas. Ni siquiera se quería suicidar, simplemente quería coger la castaña, lo que había vomitado en clase, no era sangre, sino el vino. Como dijo SuperLópez: "Llega a ser hija mía, y todavía se está buscando las narices del sopapo que la meto".

l

Me gustan estos dos párrafos:

"Alguien dijo una vez que prefería morir en alta mar que vivir en una cama. Extrapolado al mundo de los libros: prefiero que las letras de un libro me estallen en el cerebro que la tontuna de sus letras acabe por dibujarme una telaraña de babas en la comisura de la boca. Como un paciente lobotomizado."

"La vida, lamentablemente, está llena de dolor y sufrimiento, de suicidas, asesinos, pederastas y personajes de similar ralea. Negar eso sería como negar la literatura. Y entonces sólo existiría El mago de Oz."