El 29 de septiembre de 2006 un jet privado Embraer Legacy 600 chocó con un Boeing 737 a 37.000 pies (11.277 metros) de altura sobre la selva amazónica, a una velocidad combinada de más de 1.600 kilómetros por hora; el impacto cortó un ala del avión de pasajeros y envió a la muerte a 154 personas.Fue como si el mismísimo Lucifer hubiese dedicado sus esfuerzos a hacer posible el accidente, equivalente a que dos flechas disparadas desde bandas opuestas de un campo de fútbol se encuentren y choquen en el centro: casi una imposibilidad matemática.
Comentarios
Gracias por la referencia al campo de fútbol. Ahora lo veo mucho más claro.
Creo que no fué una cuestión de suerte (mala en este caso), sino como casi siempre debido a una serie de errores humanos... los aviones iban por donde les habian dicho que debían ir, es como si lanzas dos coches por un solo carril en direccion contraria, se chocan fijo... Y claro que los sistemas de navegacion son así de finos, sino sería imposible aterrizar con niebla por ejemplo...