Rutas en bicicleta, sesiones de spa con vino, catas, y sobre todo la creación de grandes complejos de la mano de Gehry, Calatrava, Zaha Hadid o Moneo, han aupado el turismo enológico del país a una situación de privilegio. El turismo anda entre copas.
Comentarios
ya los estoy viendo, los enologistas estos, con sus lanchas rodeando a los barcos transportadores de fanta...
Más que fiebre, da resaca