Hace 11 años | Por pakuko a cultura.elpais.com
Publicado hace 11 años por pakuko a cultura.elpais.com

" (...) Un día estuve a su lado, observándola, porque yo mismo pensé que lo mismo esta Báñez venía de algún mundo de las tinieblas, como los ectoplasmas y yo mismo. Y no. Es humana. Pero triste y ceniza como una recopilación de fados. Sepulcral, para qué ocultarlo. Arenas siempre se le aparecía por detrás, que la patrocinaba mucho, y la animaba: ¡Fatimita, campeona, a ver esa sonrisita! Ella se esforzaba, la verdad. Pero era peor."

Comentarios

pakuko

Una lectura de lo más recomendable, entretenida y... aterradora.