Hace 15 años | Por j0sE a abc.es
Publicado hace 15 años por j0sE a abc.es

La visita del Papa Benedicto XVI a Israel puede constituir un importante impulso para continuar y reforzar el diálogo de cristianos y judíos. A partir de la separación entre la Sinagoga y la Iglesia, las relaciones entre judíos y cristianos se caracterizaron por sus diferencias en concepciones religiosas y por su confrontación teológica. Estas diferencias marcaron en ambos sentidos un prejuicio que pasó de ser fundamentalmente doctrinal a aplicarse a los fieles. De algún modo, el drama de la separación del judaísmo y del cristianismo creó un le

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Que se junten primero y después se separen de la religión a la vez.

Neomalthusiano

"Cuando coronaban a los papas en la Edad Media como soberanos religiosos y civiles de Roma, los judíos de la ciudad les mandaban una delegación para rendirles homenaje, a lo que ellos, con altivez, contestaban: Legum probo, sed improbo gentium: "Apruebo la ley pero no la raza". Luego se hizo costumbre que los rabinos de Roma les ofrecieran ese día una lujosa copia del Pentateuco y entonces contestaban: Confirmamus sed non consentimus: "Ratificamos pero no consentimos". Estas respuestas distantes resumen la actitud de los papas ante sus más despreciados súbditos, cuya religión y raza rechazaban. Wojtyla, el pavo real protagónico, no se privó de ir a la sinagoga del ghetto de Roma a que lo fotografiacen abrazado al Gran Rabino Elio Toaff. Antes de él Juan XXIII había suprimido el adjetivo "pérfido" usado en la liyurgia de Semana Santa para designar a los judíos, y eso era lo más a que habían llegado. No bien murió Juan XXIII su sucesor Pablo VI volvió al viejo cuento de los pérfidos judíos que no habían querido reconocer en Jesús al Mesías que llevaban siglos esperando y que lo habían calumniado y matado. Almas ingenuas que nunca faltan hoy consideran a Juan XXIII un hombre bueno. Yo no. Nadie que haya subido por esa gerarquía de ignominia que va de cura a obispo, de obispo a arzobispo, de arzobispo a cardenal y de cardenal a papa puede ser bueno. De escalón en escalón se ha tenido que ir manchando para que sus compinches de mafia lo hayan dejado seguir el ascenso. Antes de sentarse en el codiciado trono y chantarse la tiara, Angelo Giuseppe Roncalli, alias Juan XXIII, fue arzobispo de Areopolis, visitador apostólico, delegado apostólico en Bulgaria, Turquía y Gracia, nuncio en Francia, cardenal de Santa Prisca y patriarca de Venecia, a las órdenes de los dos papas alcahuetas del nazismo, Pío XI y Pío XII. El calificativo apropiado para Roncalli no es "santo" sino "cómplice".

Fernando Vallejo; La puta de Babilonia.