El concepto de justicia universal que durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero tan bien le venía para su imagen de paladín de la izquierda, empezó a suscitar cotroversia y a causar problemas cuando su extensión más allá del caso Pinochet hizo darse cuenta a algunos de que, más allá de su imposible viabilidad, pondría a España en problemas diplomáticos con interesantes socios comerciales, por ejemplo Israel y Estados Unidos.
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Algunos represores argentinos y guatemaltecos fueron juzgados por la audiencia nacional. Y otros extraditados a sus países.