los cerdos tienen 3 veces mas inteligencia que un perro. Son curiosos, juguetones, cariñosos y al contrario de lo que se piensa son muy limpios. Al no sudar deben estar siempre bañandose con lodo para proteger la piel, como hacen los elefantes. Nunca defecan donde comen, pero en las situaciones de hacinamiento en las que se encuentran, y normalmente sin poder ni siquera moverse se ven obligados a ello.
La vida de un cerdo:
Un cerdito tiene 3 veces mas inteligencia que un perro. Son curiosos, juguetones y muy cariñosos. Con dos semanas de vida les arrancarán los dientes, los testículos y la cola para que no se mutilen unos a otros debido al estrés que sufren por las condiciones de hacinamiento. En cuanto crezcan un poco más, permanecerán toda su vida en jaulas que son del tamaño de su propio cuerpo. Jamás podrán hacer un gesto tan básico como darse la vuelta y sus articulaciones sufrirán la falta de movimiento. Comenzarán a autolesionarse con los barrotes de su jaula y a mover la cabeza de forma repetitiva. Solo verán la luz del sol en un camión que lo llevará al matadero. Cuando lleguen allí sentirán los chillidos de los demás cerdos y se volverán locos de terror. También olerán la sangre y muchos de ellos se tumbarán en el suelo, desmayados, intuyendo su final.
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los cerdos tienen 3 veces mas inteligencia que un perro. Son curiosos, juguetones, cariñosos y al contrario de lo que se piensa son muy limpios. Al no sudar deben estar siempre bañandose con lodo para proteger la piel, como hacen los elefantes. Nunca defecan donde comen, pero en las situaciones de hacinamiento en las que se encuentran, y normalmente sin poder ni siquera moverse se ven obligados a ello.
La vida de un cerdo:
Un cerdito tiene 3 veces mas inteligencia que un perro. Son curiosos, juguetones y muy cariñosos. Con dos semanas de vida les arrancarán los dientes, los testículos y la cola para que no se mutilen unos a otros debido al estrés que sufren por las condiciones de hacinamiento. En cuanto crezcan un poco más, permanecerán toda su vida en jaulas que son del tamaño de su propio cuerpo. Jamás podrán hacer un gesto tan básico como darse la vuelta y sus articulaciones sufrirán la falta de movimiento. Comenzarán a autolesionarse con los barrotes de su jaula y a mover la cabeza de forma repetitiva. Solo verán la luz del sol en un camión que lo llevará al matadero. Cuando lleguen allí sentirán los chillidos de los demás cerdos y se volverán locos de terror. También olerán la sangre y muchos de ellos se tumbarán en el suelo, desmayados, intuyendo su final.