Los presidentes del Gobierno son bichos raros. Indefectiblemente. Pocos son los llamados, menos los elegidos y, envueltos en el aparato del Estado, cuesta a veces reconocer en ellos a un congénere. La Historia les juzga por su legado pero, hasta el día del Juicio, al común nos gusta bajarles de la peana y constatar que sí, son humanos después de todo
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La cara íntima de los presidentes
La cara íntima de los presidentes
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