Un tío se pone un bolso en la cabeza, se sube a un sillón del diario de Patricia, o al púlpito de una iglesia y se pone a hablar y automáticamente todo el mundo empieza a pasarlo mal… ¡menos él! El sentimiento es un cruce entre lástima, pena, rabia y frío. Es vergüenza ajena. La verdad es que el que le puso el nombre lo clavó.
Comentarios
Alguien puede explicarme cual es el problema con este envío? porque es irrelevante un monologo de humor?