El asesinato de 8 colombianos a manos de un grupo armado en Venezuela reactivó el lunes la tensión en las deterioradas relaciones diplomáticas de Bogotá y Caracas, con cruces de mensajes entre los dos Gobiernos, incluyendo acusaciones de espionaje. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia lamentó la decisión de Caracas de negar la entrada a Venezuela de un avión militar para repatriar los cadáveres, que aparecieron asesinados el fin de semana en el estado de Táchira, la mayoría con las manos atadas a la espalda y con tiros de gracia.
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La próxima gran guerra será en Sudámerica los países de la zona disparan sus gastos militares.