Hace 14 años | Por Gleixy a 20minutos.es
Publicado hace 14 años por Gleixy a 20minutos.es

Desde que en el año 1999 se abriera la primera en Málaga, han pasado por estas consultas de la Seguridad Social 1.588 transexuales (de ambos sexos), se han realizado 333 intervenciones de cambio de identidad (que engloba operación de mamas, vaciado de útero y ovarios, cuerdas vocales, raspado de nuez y genitales) y 195 se encuentran en lista de espera.

Comentarios

V

Yo quiero cambiar de sexo. Concretamente de la categoría "nunca/muy ocasionalmente" a la categoría "regularmente"

l

y esto con dinero público cuando tratamiento bucal no está incluido, tratamiento mental de calidad no está incluido y otros muchos déficits.

Piamonte

#2: La disforia sexual no es un capricho, sino un grave trastorno. Estoy de acuerdo en que el tratamiento odontológico de la Seguridad Social debe mejorar mucho, pero no por ello hay que trivializar la disforia sexual.

alecto

176 lo solicitan... ¿y cuántos lo consiguen?

#2 Dios te libre de pasar por algo así, que ibas a saber por qué no debes compararlo con un dolor de muelas.

Acepto la comparación con problemas mentales porque en ambos casos el paciente acaba pagándose el tratamiento privado porque para cuando reciben apoyo de la SS han cumplido los 50...

air

#2 Esta es la clase de demagogia que estamos acostumbrados a escuchar de algunos abuelos fachas, algunos taxistas y determinados tertulianos. En primer lugar, la dismorfia de identidad de género es una patología que se caracteriza por la inhabilidad del paciente para identificarse con su sexo anatómico y por un deseo no controlable de cambio de género y su única solución pasa por la cirugía de reasignación de sexo. El tratamiento pasa por una diversidad de especialistas, desde psiquiatras, urólogos o cirujanos.

La meta del tratamiento es la rehabilitación social total del paciente. No cabe hablar de unas enfermedades "buenas" y otras malas o costosas. Sino que todos conocemos las consecuencias nefastas de personas con disforia de género no tratadas o tratados erróneamente que van desde prostitución, cáncer asociado por un abuso de hormonas hasta suicidios.

En conclusión, lo que quiero decir es que la disforia es un problema de salud pública y no un capricho sin más. Si bien es verdad que los dentistas también deberían estar cubiertos, el coste de estos tratamientos de reasignación de sexo (teniendo en cuenta que ya de por sí sólo un 15% de los candidatos son aptos para la cirugía, diferenciar por tanto del transvestismo al transexualismo) afectan a una pequeña parte de la población frente al tremendo coste que supone asumir los gastos dentales.