Hace 11 años | Por kiler a economia.elpais.com
Publicado hace 11 años por kiler a economia.elpais.com

Hasta hoy, ser banquero y pedir perdón a los clientes eran condiciones incompatibles, como el agua y el aceite. Es casi imposible encontrar arrepentimiento en las reflexiones de altos ejecutivos, más allá de la intervención de un director de oficina de Bankia ante los accionistas para entonar el mea culpa; o la del consejero delegado del Barclays, que decía, antes de que le estallase el escándalo de la manipulación del líbor, que los bancos tenían que ser “buenos ciudadanos”.

Comentarios