Creo que las posibilidades de escucha y apertura recíproca entre autores y trabajadores culturales serán mayores sin la interferencia de los representantes que hablan en nombre de los demás. Sin duda, organizar ese debate, crear las condiciones de trabajo común, tiempo, escucha e intercambio es un desafío gigantesco, pero ahí está precisamente la inteligencia creativa de miles de trabajadores culturales para ello. Podría suponer un reto apasionante y un avance cultural histórico.
Comentarios
No es duplicada, aunque habla de la entrevista en el diario "Público" aporta un nuevo dato muy importante: La necesidad de iniciar un diálogo entre creadores e instituciones sin la presencia de la industria.
Parece que perfila un escenario donde el mundo de la cultura retome la voz y el diálogo, quitándose de encima la presión de la industria, y me parece una excelente idea.