Muchas de las personas que han muerto en los últimos meses estaban pendientes de recibir una de las ayudas públicas previstas en la Ley de Dependencia, que pueden solicitarse desde el 23 de abril. No llegaron a tiempo. Ni la madre de María Luisa Sanjuán, en Cantabria, ni la de Raimundo Herrera, en Madrid.
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El colmo de la demagogia sería hacernos pensar que murieron porque la ayuda no llegó a tiempo.