“El torpedo”, así fue bautizado el gran ariete (delantero centro) alemán Gerhard Muller, que junto a otros grandes como Beckenbauer terminó haciendo historia en el mejor Bayern Munich de toda la historia y en la más gloriosa selección alemana de todos los tiempos. Muller era petiso y no poseía grandes aptitudes técnicas, pero suplía estas carencias con una gran potencia en su disparo (como lo describe su apodo) y un gran oportunismo para definir y cazar balones cerca del área contraria.
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