Es el escenario donde la gente descarga su tensión de la semana. Porque, justamente, se juega en domingo. ¡No estamos en una cancha de fútbol! repite la maestra de la escuela primaria cuando un alumno suelta al aire una palabra que no se corresponde con ese ámbito. Lo que no es para el aula es, desde esa observación, el vocabulario que se acomoda a un estadio. Entonces, el insulto es libre y gratuito.