Mujeres iraníes y saudíes se acicalan en centros de belleza. Pese a los guardianes de la moral, gastan toneladas de maquillaje. Las peluquerías y salones de estética son de los pocos lugares donde las jóvenes pueden quitarse el velo.Liberadas de pañuelos y batas, las jóvenes exhiben camisetas de tirantes, pantalones ceñidos e incluso ombligos con piercings, como en cualquier otro lugar; las de más edad, atuendos menos atrevidos, pero modernos. Los salones de belleza son uno de los escasos lugares fuera de sus casas donde se quitan el hiyab.